Minutos después
Para Jimin, su abuela era su prioridad. Era una persona muy importante en su vida y cada que podía hacía un espacio para estar con ella.Su abuela lo crió, le dio educación hasta lo que pudo. Le enseñó valores e hizo que su nieto sea una persona de bien. Jimin estaba orgulloso de ser la persona que es y le agradece muchísimo porque todo fue gracias a ella.
Él la ama demasiado.
Ingresó a la habitación donde la abuela Park se encontraba. Por suerte, estaba tranquila y de buen humor. Sentada en una silla de ruedas con su pantalón café y el suéter blanco que anteriormente le había comprado.
La abuela Park apenas lo vio, lo reconoció, me pellizcó las mejillas. Hablaron y rieron. Era su momento favorito, le gustaba pasar el tiempo con ella.
Jimin vio en la pequeña mesa redonda, que estaba al lado de la ventana, un cuadro que su abuela había pintado. No era un dibujo perfecto, pero para él era precioso.
La abuela Park lo observó y le extendió el brazo para que se lo diera.
—Me gusta mucho —dijo Jimin entregándoselo y sonriendo—. Cuando era pequeño me leías el cuento del pollito con el globo azul. ¿Recuerdad?
La anciana asintió.
—Tendrás que preguntarle a mi niño si está a la venta. No sé donde se ha ido ese travieso.
Jimin se quedó en silencio. Los momentos de lucidez se espaciaban cada vez más. Quería llorar pero se contuvo a hacerlo. No quería alterarla.
—Puedo llevármelo e ir a buscarlo... —dijo con voz serena. Quería llevarse el pequeño lienzo con él, así la sentiría más cerca.
—Mi Jiminnie es un niño muy ocupado. Quizá está estudiando, es el mejor de su clase. Estoy tan orgullosa de mi bebé.
Jimin contuvo el aire por unos segundos y se puso de pie.
—Muchas gracias por su tiempo, señora Park.
Su abuela le sonrió con dulzura señalándole la puerta para que pueda irse. Jimin la miró unos segundos más y tomó el lienzo antes de retirarse.
Tenía el cuadro aferrado en su pecho conteniendo el llanto. Su abuela no lo reconocía, y eso le dolía. Lo único que le reconfortaba era que lo seguía considerando como su niño, como si bebé, como su hijo. De la misma manera que él la consideraba su madre, porque eso era. La mujer que lo cuidó y lo miró, la que lo llenaba de cariño y educó. Su madre.
Entonces fue ahí cuando se dio cuenta porqué aceptó el dichoso contrato de Jeon Jungkook.
Fue por ella.
Porque quería darle todas las comodidades en esa cara residencia, en donde la cuidaban bien. Tenían los médicos especialistas por si algo le pasaba, tenía todas las medicinas a la mano.
No le faltaba nada. Estaba segura y sana.
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Luv Deal | Kookmin au ✔
FanfictionSu jefe era un tirano por el día y un playboy por la noche; y él solo era su asistente hasta que le propone un nuevo contrato. -¿Cómo su asistente personal? -No. Como mi prometido. ¿Qué puede suceder cuando ambos se detestan y tienen que actuar ena...