Su jefe era un tirano por el día y un playboy por la noche; y él solo era su asistente hasta que le propone un nuevo contrato.
-¿Cómo su asistente personal?
-No. Como mi prometido.
¿Qué puede suceder cuando ambos se detestan y tienen que actuar ena...
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El respaldo de la cama golpeaba la pared de forma rítmica mientras hacían el amor y las sábanas se enrollaban en torno a sus cuerpos con el frenesí.
Antes de caer al colchón, Jungkook le quitó la playera a Jimin y le arrancó los pantalones, dejándolo desnudo ante sus ojos. Recorrió la piel cálida de su esposo con las manos, ansiaba sentir su tacto sedoso en sus dedos.
Jimin empezó a darle tirones al abrigo de Jungkook, haciendo que él caiga encima, deseoso de besarle de nuevo la boca. Los pantalones del mayor también desaparecieron para ambos quedar piel contra piel. Sus erección creando una dolorosa y placentera fricción.
Jungkook volvió a memorizar su cuerpo con las manos y la boca. Lamió y chupó los pezones duros de su esposo. Recorrió su abdomen con besos húmedos. Lo tomó de las caderas cuando ejerció un poco de fuerza para separar las piernas de Jimin.
Dejó una lluvia de besos en sus muslos, y los gemidos de Jimin solo consiguieron avivar más su deseo. Era adicto a la piel lechosa de su esposo, tan delicado y sensible con un simple roce.
Jimin mordía sus labios, disfrutando de las caricias y besos que dejaba Jungkook en su cuerpo.
—Jung... A-ah...
Dos dedos habían invadido su interior, penetrándolo una y otra vez. Jimin era un mar de gemidos, le gustaba esa sensación. Ese cosquilleo recorrer su espalda hasta la punta de los pies. Jungkook sabía darle en su punto dulce.
—Mierda, Jimin. Te deseo, amor.
Jimin aún, sensible por los movimientos que no paraban en su interior. Se incorporó y abrazó a Jungkook con fuerza, tumbándolo sobre él.
—Hazme tuyo, Jungkook...
Rodeó las caderas de su esposo con las piernas y lo instó a quitar los dedos de su interior y que lo ocupara con algo más.
Jungkook llevó su erección en su entrada y se quedó quieto, lo penetró despacio hasta que sus cuerpos estuvieran completamente unidos. Sus miradas se encontraron y Jungkook lo besó mientras empezaba a moverse.
Las embestidas iban lentas y certeras cuando fueron aumentando el ritmo hasta que se dejaron arrastrar por la pasión.
Jimin se aferró a él, clavándole los dedos en la espalda, en el trasero, dándole tirones en el cabello, mientras gemía y jadeaba su nombre.
Jungkook lo abrazó con fuerza, mientras lo embestía con frenesí y sus cuerpos sudorosos se frotaban y se movían al unísono. Cuando sintió que Jimin se tensaba, le enterró la cara en el cuello.
El orgasmo lo consumió, llevándolo a lo más alto, con los nervios a flor de piel mientras se derramaba en su interior, gritó su nombre.
Jungkook le pasó un brazo por la espalda, rodó hasta quedar de costado y lo abrazó con fuerza mientras le besaba la cara, el cabello y el cuello. Jimin gimió, contento, contra su pecho.
—Te amo —susurró.
—Yo también te amo, cariño —mumuró contra su piel.
Jungkook tanteó el suelo hasta dar con la sábana que anteriormente habían tirado, cubrió sus cuerpos desnudos y arropó a su esposo hasta el cuello. Jimin se acurrucó contra él mientras recibía caricias.
—Mañana —dijo Jungkook—. Mañana empezaremos de cero. Sin mentiras. Los dos.
—Sin mentiras. Los dos. Sí.
Con un beso en sus labios y sus corazones latiendo pacíficamente, se quedaron dormidos con certeza de despertar uno al lado de otro.
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