Su jefe era un tirano por el día y un playboy por la noche; y él solo era su asistente hasta que le propone un nuevo contrato.
-¿Cómo su asistente personal?
-No. Como mi prometido.
¿Qué puede suceder cuando ambos se detestan y tienen que actuar ena...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Jimin lo miró mientras desayunaban y de nuevo cogió el contrato.
—No entiendo. ¿Así sin más canceló tu tiempo de prueba?
Jungkook asintió con la cabeza debido a que estaba con la boca llena. Masticó, tragó y luego sonrió.
—Tenga el presentimiento de que la visita de Suni ha influido en su decisión.
—¿Por qué crees eso?
—Piensalo, Jimin. Piensa en lo que ha visto. Nos ha visto acostados en la cama, abrazándonos. Nos llevamos bien, incluso se dió cuenta de que habíamos discutido y me dijo que haga las paces contigo. Estoy seguro de que le ha dicho a Choi que sus dudas eran infundadas.
—Supongo que tiene sentido.
—Además, me ha dicho que he hecho un trabajo excelente, que he superado sus expectativas. Está ha sido la manera de recompensarme —bebió un sorbo de su café—. El fin del periodo de prueba y una generosa comisión.
Jimin esbozó una sonrisa cariñosa.
—Sabía que los dejarías alucinados con tu trabajo. No me sorprende. Tus ideas siempre han sido espectaculares.
—Siempre me has apoyado. Gracias.
Jimin le sonrió de nuevo. Le gustaba verlo sonreir, tan feliz, tan radiante. Bajó la vista ha su plato y se dió cuenta de la naturalidad de la escena. ¿En eso consistían los matrimonios? ¿En los momentos compartidos que te hacían sentir entero y unido a tu pareja?
Metió la mano a su bolsillo y le ofreció una caja.
—Para ti —dijo a la vez que cogía su taza de café y se la llevaba a los labios.
Jimin ni siquiera hizo ademán de coger lo que le había dado. Nunca había conocido a alguien como él. Su dinero siempre era un imán para atraer a las personas con las que salía. Les encantaban recibir regalos, lo esperaban, le daban indirectas. Prácticamente le decían de mil idiomas que querían algo. Sin embargo, Jimin no era así.
—Tu regalo —insitió, acercándole más la cajita—. Ábrela. No muerde.
Titubió cuando tomó la caja entre sus dedos, como si no puedira con la emoción de abrir la tapa. Como si disfrutara de la intriga.
A Jungkook le gustó las expresiones de su rostro cuando por fin lo vió.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
