Su jefe era un tirano por el día y un playboy por la noche; y él solo era su asistente hasta que le propone un nuevo contrato.
-¿Cómo su asistente personal?
-No. Como mi prometido.
¿Qué puede suceder cuando ambos se detestan y tienen que actuar ena...
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Si había algo que Jimin detestaba cuando trabajaba en MJ Business, era tener al odioso y estúpido de Jeon Jungkook como jefe.
Paciencia.
Se mantuvo en silencio durante todo el trayecto a casa, pero no le quitó la vista de encima. Se aseguró de que bajara del auto sin problemas y le rodeó la cintura con un brazo.
Cuando ingresaron ayudó a Jungkook a quitarse el saco con un gesto preocupado.
—Jungkook, solo has bebido y no has probado un bocado. Iré a prepararte algo.
—Estoy bien, comí las galletas que llevaste.
Jimin soltó un bufido y negó.
—Eso no es comer. Iré a prepararte, aunque sea, un sándwich y un café. Te sentirás mejor.
Jungkook agitó la mano negando.
—No actúes como si te importara como me siento ahora mismo —dijo sirviéndose otro vaso de whisky que yacía en la barra de la cocina —. Ya te dije que estoy bien. Beberé otro trago.
—Esa es una pésima idea.
—¿Por qué?
—Porque has bebido mucho y estás con el estómago vacío. —le quitó la botella y se dio media vuelta.
Pero Jungkook lo detuvo tomándolo del brazo y dándole la vuelta.
—No te permito que decidas por mí. Si quiero beber, beberé.
Jimin resopló enojado, mientras negaba.
—¿Por qué estás bebiendo tanto, Jungkook? ¡Deberías estar alegre! Has engañado a Choi y has conseguido el trabajo ¿Por qué actúas así?
Y fue ahí cuando todo estalló.
Jungkook soltó todo lo que llevaba sintiendo a lo largo de la noche. La irritación, la frustración por sentir que lo dejaban de lado. La extraña razón de la proximidad de Jimin… como si le gustara.
—Dime, Jimin, ¿qué consigues con todo esto? ¿Te gusta ser el mártir por retorcido que parezca?
Jimin lo miró sin hablar, con los ojos abiertos de par en par.
—¿Has llegado a pensar en algún momento de desvarío mental que eres mejor que yo? —continuó—. Me has aguantado con mis malos modales durante un año como mi asistente, has accedido a participar en toda esta farsa. —Dio un paso hacia él—. ¿Crees que tu sacrificio me convertirá en un hombre mejor? —soltó molesto—. ¿Crees que voy a enamorarme de ti por arte de magia y que la vida será un maldito camino de rosas? ¿Eso crees?
Jimin negó con la cabeza, furioso.
—Entonces, ¿por qué accediste? ¿Por qué estás aquí? ¿Por qué estás haciendo esto por mí?
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