—Dame tu mano.
Jimin asintió y dejó que Jungkook entrelace sus dedos con los suyos. La mano de Jimin era pequeña, suave y delicada. Se complementaban a la perfección.
—¿Viste? No pasó nada —dijo Jungkook para luego ponerse de pie junto a Jimin y caminar de un lado a otro—. Tenemos que estar cómodos, debes actuar normal cuando deje en un beso en tu mejilla o te tome de la cintura, como si lo hiciera siempre. Tú también tendrás que hacer lo mismo, acariciarme, sonreír cuando te digo cosas no sé ¿cursis? Dame besos en la mejilla, aunque con tu tamaño tendrás que saltar —dijo lo último con sarcasmo, ganándose una mirada afilada de Jimin. Rió—. ¿Entendiste?
—Sí, pero hay una cosa más —dijo sonriendo.
—¿Qué?
—Si tú me dirás cariño, amor. Yo también tengo que llamarte de una manera... especial.
—No me gustan los apodos —Jimin enarcó una ceja. ¿Es en serio?—. Pero puedo soportarlo.
Sonrió.
—¿Ya pensaste en uno?
—Aún no.
—Bien, tienes hasta mañana. Vamos a practicar.
—Mmm... ¿Qué?
Jungkook cogió el control remoto del televisor y puso música lenta y agradable para dar un mejor ambiente.
—Acostúmbrate a estar cerca de mí. Baila conmigo.
Jungkook se acercó a Jimin. Rodeando un brazo en su cintura para pegarlo más a él. Empezaron a moverse al compás de la melodía.
Jimin era un poco más bajo que él y más delgado. Se amoldaba bien a su cuerpo, entre sus brazos.
Luego de unos minutos, Jimin pudo relajarse y dejarse llevar. Se movió con elegancia, aunque se tropezó con sus propios pies unas cuantas veces.
Jungkook lo miraba a los ojos. ¿Así era como debían fingir ante los demás, verdad? Entonces fue ahí cuando se detuvo y se alejó un poco de él. Jimin se puso nervioso ante la caricia en su mejilla, casi se le salen los ojos al abrirlos como platos.
—¿Qué haces?
—Voy a besarte.
—¿Por... qué?
—Para practicar.
Jungkook ni siquiera lo dejó responder. La suavidad de los labios de Jimin lo sorprendió, a la misma que correspondió al beso. No fue desagradable. De hecho, provocó una especie de calidez.
Se apartó unos segundos de él, pero Jungkook no tardó en besarlo de nuevo, pero esta vez fue más un roce fugaz y sonreír burlón.
—¿Ves? No te has muerto por un beso.
—Tu... tú tampoco —respondió Jimin con nervios.
Jungkook se carcajeó.
—Muy bien, Jimin. Suficiente acercamiento por una noche, es tarde. Vayamos a descansar.
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Luv Deal | Kookmin au ✔
FanfikceSu jefe era un tirano por el día y un playboy por la noche; y él solo era su asistente hasta que le propone un nuevo contrato. -¿Cómo su asistente personal? -No. Como mi prometido. ¿Qué puede suceder cuando ambos se detestan y tienen que actuar ena...