Jungkook miró una vez más el rostro de Jimin, su cabello estaba alborotado, su pecho subía y bajaba mientras mordía su labio, esperando otro movimiento de su esposo.
Primero acarició, paseando su dedo alrededor provocando una corriente eléctrica por todo el cuerpo de Jimin. Quién soltaba suspiros, encantado de ser tratado de esa manera.
Jungkook se agachó y sopló en la entrepierna de su esposo. Jimin gimió bajito, sintiendo cosquillas en aquella zona. Tenía los labios de Jungkook cerca, apenas rozando su erección.
—Jungkook... —habló en voz baja. Sintiendo sus mejillas sonrojarse a más no poder. Pero él no contestó.
Porque como respuesta tuvo sus labios alrededor de su miembro, chupando y lamiendo.
Jimin gemía, apretando los dedos de sus pies y arrugando las sábanas con sus puños. La habitación se había llenado de sonidos obscenos, la boca de Jungkook subiendo y bajando, jadeando.
—J-Jungkook... —suspiró, mordiendo sus labios—. Jung... Ah...
Jimin apretó los ojos y bajó su mano hacia la cabeza de su esposo. Enterrandola en el cabello pelinegro de Jungkook, empujándolo poquito para que entrara más profundo.
Mierda, se sentía en el paraíso.
Jungkook soltó una pequeña risa, lamiendo antes de separase de tan placentera imagen de tenía delante de sus ojos.
—¿Desesperado, cariño? —preguntó divertido.
—Por favor...
Jimin pasaba su lengua por sus labios, humedeciéndolos. Su esposo volvió a reír, acercándose a él y viendo el desastre que era con tan solo una mamada.
—Me encantas —susurró contra sus labios.
No lo hizo esperar más. Sabía lo que Jimin quería, lo que anhelaba y no iba a hacerlo esperar más. Él también quería sentirlo.
Atrapó sus labios, besándolo y pasando sus manos por su cintura. Moviendo sus labios en la sincronía que solo ellos conocían.
En un movimiento rápido, hizo que Jimin quedará encima suyo. Haciendo que sus cuerpos se tocaran, que sus erecciones se sintieran.
Creando fricción en la zona que tanto deseaban. Jungkook tomó con posesión las caderas de su esposo, masajeando y paseando hacia sus nalgas. Apretando y haciéndolo gemir.
Levantó el cuerpo de Jimin, acomodándolo entre sus piernas. Sin dejar de besarlo, lo bajó lentamente, entrando poco a poco en su interior y sentir lo apretado que estaba.
—Muévete, cariño —susurró—. Quiero ir a tu ritmo, a tu manera.
•
Jimin no sabía cómo hacerlo. Por supuesto, sabía en qué situación estaba y le gustaba. Cuando miró los ojos de Jungkook, le dió la seguridad que necesitaba.
Sé acercó para besar sus labios, un beso lento y corto que transmitía todo lo que sentía por Jungkook.
Comenzó a moverse lento y torpe al mismo tiempo. Miró a Jungkook con nerviosismo, con miedo a hacer algo mal. Pero fue todo lo contrario, su esposo colocó ambas manos en su cadera y lo ayudó.
Adelante y atrás. Moviéndolo de manera delicada, viendo como Jimin cerraba sus ojos y mordía sus labios.
Descubrió que le gustaba verlo de esa manera, tan entregado a él. De darle el permiso de tocarlo y de memorizar cada parte de su cuerpo.
Las manos de Jungkook comenzaron a moverse más rápido. El cuerpo de Jimin iba en un vaivén, aumentando el placer en cada partícula de su piel.
Se acercó al cuello de su esposo para besarlo y dejarle pequeñas marcas así como lo había hecho con él.
Jungkook jadeaba con la voz ronca, los labios de Jimin siempre serán su debilidad. Porque se había imaginado todo lo que podrían hacer.
Aumentó las embestidas, estaban llegando a su punto máximo. Ambos sintiendo un cosquilleo en su parte baja y como su corazón latía descontroladamente.
Entre gemidos y el sonido de sus pieles chocando cada vez que el cuerpo de Jimin subía y bajaba. Se corrieron.
Su pecho subía y bajaba, tratando de controlar su respiración. Sé dejó caer sobre el pecho de Jungkook, escuchando los latidos de su corazón y como este sobaba su espalda.
—Jungkook... —susurró Jimin. Dejándose hacer por las caricias de su esposo y cerrando los ojos, dejándose llevar por su cuerpo cansado—. Te quiero...
Jungkook bajó su mirada y observó como se quedaba dormido. Pasó su mano y acomodó los mechones de cabello que cubrían su rostro.
Jimin era precioso. En realidad, siempre lo había sido. Sé había convertido en alguien importante en su vida, que poco a poco fue adueñándose de su corazón.
Eso le daba miedo, no iba a negarlo, pero valía la pena arriesgarse. Jimin lo valía.
—Te quiero, cariño.
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Luv Deal | Kookmin au ✔
FanficSu jefe era un tirano por el día y un playboy por la noche; y él solo era su asistente hasta que le propone un nuevo contrato. -¿Cómo su asistente personal? -No. Como mi prometido. ¿Qué puede suceder cuando ambos se detestan y tienen que actuar ena...