Su jefe era un tirano por el día y un playboy por la noche; y él solo era su asistente hasta que le propone un nuevo contrato.
-¿Cómo su asistente personal?
-No. Como mi prometido.
¿Qué puede suceder cuando ambos se detestan y tienen que actuar ena...
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Una tarjeta negra con letras doradas diciendo: "Park Jimin".
—Úsala. He llamado a un asesor de compras. Te espera dentro de un hora.
¿Asesor de compras? ¿Era necesario?
—¿No puedes mandarme un traje y ya?
Jungkook negó con la cabeza.
—No iremos vestidos formalmente, Jimin. Y no solo será para mañana. Ya te lo dije. Te quiero con ropa confeccionada, de marca, con conjuntos elegantes. Quiero que tengas un guardarropas nuevo.
Jimin puso los ojos en blanco, soltando el aire que estaba conteniendo.
—¿Acaso también tengo que deshacerme de mi ropa interior? —preguntó un poco molesto. ¿Qué tenía de malo su ropa?
Jungkook lo miró, parpadeando para luego reírse a carcajadas.
—Vaya temperamento que tienes. Todo nuevo, así que también deshazte de ellos. Debes estar metido en el papel, Jimin. Serás el prometido de Jeon Jungkook.
—Bien —soltó un bufido—. Ni que me vaya a ver en ropa interior.
—Dios, que difícil eres. No entiendo. Nunca he tenido que pedirle a alguien que gaste mi dinero. Normalmente, todos se mueren por meterle la mano a mi cuenta bancaria. ¿Por qué eres tan terco? La tienes fácil.
—Déjeme decirle que yo no soy ese alguien que se muere de ganas por gastar su dinero —dijo Jimin, alejándose.
—Ya. Jimin —Jungkook lo tomó del brazo, deteniéndolo.
Park se zafó de él.
—¿Qué?
—No te entiendo. ¿Qué tiene de malo que puedas vestirte de otra manera?
Jimin, cansado, pasó las manos por su rostro. Suspirando.
—No es eso. La ropa no tiene nada que ver aquí. Si mañana esto no sale como dices, habré perdido mi trabajo, he dejado mi apartamento para venir aquí y habrás gastado un dineral por toda esta locura. Hasta MinJae sabe lo mal que te caigo, Jungkook.
—¿Toda esta locura?
—Jimin, si esto no sale, aunque dudo que no lo haga, tendrás un montón de ropa nueva. Además, seamos sinceros, el lugar donde vivías no parecía ni siquiera una casa; podríamos buscarte algo mejor. Míralo desde esa perspectiva —dio un paso hacia adelante—. Y la verdad, creo que te juzgué muy rápido. No me caes mal, disfruto cuando discutes conmigo.
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