Su jefe era un tirano por el día y un playboy por la noche; y él solo era su asistente hasta que le propone un nuevo contrato.
-¿Cómo su asistente personal?
-No. Como mi prometido.
¿Qué puede suceder cuando ambos se detestan y tienen que actuar ena...
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Jimin levantó la mirada de su celular y cuando lo vio, se lanzó a sus brazos. Sintiendo como Jungkook lo abraza con fuerza, transmitiéndole toda la tranquilidad que le era posible.
Habían pasado muchas cosas en tan solo segundos. Sabía que en cualquier momento podría llegar ese mensaje avisándole esa desagradable noticias pero no estaba preparado. Claro que no. No estaba preparado para perder a la persona más importante en su vida.
Fue un alivio cuando le dijeron que estaba estable. Esa pequeña esperanza que estaba su corazón pudo encenderse. Aún así, tener esa sentimiento de nervios, de preocupación no se iba.
Ni siquiera se dió cuenta que había empezado a llorar. Jungkook, en silencio, solo lo aferraba más a él. Sobando su espalda y besando su cabeza.
—Está bien. Ella está bien, cariño.
Susurró. Tomando su rostro y limpiando sus lágrimas con los pulgares. Acariciando y dejando un corto beso en sus labios.
—¿Pudiste verla?
Jimin negó con la cabeza, abrazando de nuevo a Jungkook.
—Lo siento —dijo en voz baja.
—No pidas disculpas por llorar. Está bien llorar, es tu forma de desahogarte —habló en el mismo tono. Las misma palabras que Song-I le había dicho luego del musical.
—Gracias por estar aquí.
—Debería agradecerte a ti por estar en mi vida.
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