Su jefe era un tirano por el día y un playboy por la noche; y él solo era su asistente hasta que le propone un nuevo contrato.
-¿Cómo su asistente personal?
-No. Como mi prometido.
¿Qué puede suceder cuando ambos se detestan y tienen que actuar ena...
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La expresión de Jungkook cambió a uno más cálido y sonriente. 《¿Esta cenicienta cambia antes de la medianoche?》Jimin aguantó la risa ante tal pensamiento.
—¡Jungkook, te amo tanto! —exclamó sonriente como si el mayor le hubiera dicho algo inesperado.
El plan estaba ahí. La presa estaba ahí. Choi estaba casi a menos de un metro de ellos.
Jungkook se quedó como piedra al ver como Jimin ponía sus brazos alrededor de su cuello plantándole un pequeño beso en los labios.
Se separaron unos centímetros y Jungkook con tan sólo mirarlo se dio cuenta del porqué de su acción.
Más relajado, abrazó a Jimin con fuerza y lo besó. Pero no fue un beso suave ni corto, fue uno que cualquiera diría que la pasión desbordaba por la pareja, como si realmente fueran amantes.
Cuando escucharon carraspear a alguien. Jungkook sonrió sobre los gruesos labios de su prometido y se separó. Jimin lo miró a los ojos sonriendo con dulzura, como si fuera de lo más normal en ellos, pasó sus dedos por los delgados labios del mayor limpiando el brillo del bálsamo que se había puesto antes de llegar a la casa de los Choi.
—No necesitas más brillo ahí, mirarán mucho a mi futuro esposo —comentó con un deje divertido.
Jungkook sonrió y lo besó de nuevo.
—Lo mismo diría de ti, cariño. ¿De qué sirve ese brillo en los tuyos si te lo sacaré a besos? —sin dejar de rodearlo por la cintura. Jungkook se volvió hacia Choi Dong Wook—. Lo siento, teniéndolo así de cerca no puedo resistirme a sus encantos.
Dong Wook soltó una carcajada, presentando a su esposa. Era un poco más baja que Jimin. De cabello largo y castaño, muy elegante.
Jungkook hizo lo mismo. Presentó a Jimin como su prometido y sonrió cuando vio el sonrojó en sus mejillas.
—Tienes que contarme porque estabas tan emocionado, Jimin —dijo la mujer de Choi muy sonriente y amable.
—Oh —soltó una risita—. Jungkook ha tenido un regalo para mí, nunca deja de sorprenderme.
Jungkook vio cómo la señora Choi entrelaza su brazo con el de Jimin caminando hacia el interior de la casa.
Dong Wook y Jeon andaban detrás de sus respectivas parejas. Jungkook pensando en qué elegiría Jimin como regalo. ¿Joyas? ¿Ropa? ¿Viajes?
—Y cuéntame, ¿cuál es ese regalo que tiene para ti?
—Jungkook dará una generosa donación al refugio de animales donde estoy como voluntario. Si encontraban más recursos cerrarán por falta de dinero.
—Qué gesto tan bonito, Jungkook. Dong Wook y yo también donaremos, tenemos debilidad por los animales y más si son cachorros.
—Oh, no te preocupes, no tienes porqué hacerlo.
—Por supuesto que sí. Todo por el bienestar de esos seres indefensos. ¿Cuánto tiempo llevas como voluntario?
Jungkook sonrió. Recordó la plática que habían tenido la noche anterior, agradecía tener buena memoria.
—Lleva dos años y lo han nombrado voluntario del año. Jimin tiene un buen corazón.
—¡Excelente! Dong Wook que no se te olvide darle un cheque a Jungkook para ese refugio luego de que hables con él.
El plan iba a la perfección. Ese trabajo ya era suyo.
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