Su jefe era un tirano por el día y un playboy por la noche; y él solo era su asistente hasta que le propone un nuevo contrato.
-¿Cómo su asistente personal?
-No. Como mi prometido.
¿Qué puede suceder cuando ambos se detestan y tienen que actuar ena...
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Jimin, una vez más, agachó la cabeza. Apretó los labios mientras controlaba su sollozo y las lágrimas mojaban sus mejillas.
De solo imaginar a un pequeño niño en busca del amor de sus padres, de tan solo un poquito de tu atención y que ellos no le mostraran aunque sea una pizca de afecto. Le dolía.
Mucho.
Jungkook soltó el aire que estaba conteniendo y se levantó para ir hacia su esposo y sentarse a su lado.
—Jimin. Mírame.
Él levantó la mirada. Tenía las mejillas rojas y humedad al igual que su nariz. Sus cristalinos, lágrima tras lágrima salía mientras se aferraba al cojín.
—Hey no. ¿Por qué estás llorando?
—¿Cómo quieres que no llore si has pasado por todo eso?
El labio de Jimin temblaba, mientras intentaba dejar de llorar, pero lo tenía a él ahí. A su lado. Y no podía contenerse.
Jungkook sonrió pequeñito y con el pulgar de ambas manos, secó las mejillas de su esposo. Con cuidado pasó su dedo por debajo de sus párpados, acariciándolo.
Ambos se miraron a los ojos, Jimin con un pequeño puchero y Jungkook enternecido por su actitud. Se acercó a él y dejó un corto beso en sus labios.
—Todo es pasado, Jimin. Te dije que no era una historia agradable, pero eso no influye en el ahora.
—No estoy de acuerdo. Creo que sí influye.
Jungkook negó con la cabeza.
—No va a cambiar nada porque te haya contado mi historia.
—Tal vez no cambie para ti.
—No entiendo.
—No me sorprende.
—¿Qué quieres decir eso?
—Por fin entiendo muchas cosas. El motivo de que te comportes de cierta manera al relacionarte con los demás. El motivo de que nunca hayas entablado una relación cercana con nadie. Y el motivo de que no dejes que la gente se te acerque.
—Jimin, no me analices.
—No lo hago. Solo digo lo que me parece.
—No quiero tus lágrimas ni tu compasión.
—Pues lo siento, Jungkook…, porque te has ganado ambas cosas. Tus padres eran unas personas horribles y ni tú ni ningún otro niño se merece que lo maltraten o lo abandonen... Pero tú eliges cómo vivir el ahora. Crees que te has deshecho del pasado, pero no es verdad. Ves el mundo y tratas a las personas tal cual te trataron a ti.
Jimin soltó un poco de aire y se levantó del sofá.
—Si te lo permites, creo que descubrirás que las personas no son siempre tan horribles como crees que son. Algunas hasta merecemos la pena, porque hay personas que de verdad te quieren y por todo eso tú no te das cuenta.
—Jimin… Todo lo contrario. Soy yo quien es detestable.
—No, Jungkook, no eres detestable. Creo que estás perdido. No te has permitido sentir. En cuanto lo hagas, en cuanto te permitas conectar con alguien, creo que descubrirás que el mundo es un lugar mucho mejor para vivir. El amor no te debilita. El amor verdadero, el sincero, te fortalece. El amor... El amor es bonito
Tras esas palabras, Jimin se inclinó hacia él y dejó un beso en su frente.
—Gracias por contarme. Y, para que conste, no creo que te parezcas en nada a tu padre. Solo crees que eres igual que él porque no sabes cómo comportarte de otra manera. Creo que, si lo intentaras, serías un hombre maravilloso.
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