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De nuevo el sentimiento de culpa se volvía más acuciante

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De nuevo el sentimiento de culpa se volvía más acuciante. Jimin parecía cansado y Jungkook sabía que era por su culpa.

—He venido a conocer a Song-I.

—Mmm… ¿Por qué?

—Consideré que era importante.

—Me sorprende verte tan despierto.

Jungkook carraspeó incómodo.

—Respecto a eso… —empezó a decir, pero Jimin levantó la mano para pasarlo.

—Aquí no.

Aún así, Jungkook se acercó despacio.

—Te debo una disculpa, muchas en realidad —suspiró—. ¿Me darías la oportunidad de hablar contigo?

—No quiero tu lástima, Jungkook.

—Y no la tienes. Solo te estoy pidiendo una oportunidad para hablar como personas civilizadas.

—¿Eres capaz de comportarte como una persona civilizada?

—Quiero intentarlo. Por favor, Jimin.

El chico apretó los labios y soltó el aire que estaba conteniendo.

—¿Tiene algo que ver con lo que se supone que va a pasar mañana?

—No espero que te quieras casar conmigo, Jimin.

—¿No?

—Después de mi comportamiento de anoche, por supuesto que no. —Jungkook tomó una bocanada de aire y se frotó la nuca nervioso—. Te agradecería que lo hicieras, pero no espero que lo hagas.

—Pues anoche estabas tan animado que todos se enteraron que mañana sería nuestro matrimonio. Intenté evitarlo, pero parecías decidido al respecto.

—Lo sé, bebí demás. Yo me encargaré de solucionarlo. A estas alturas, tengo suerte de que me dirijas la palabra.

Jimin se mordió el labio, como siempre lo hacía cuando algo le inquietaba o estaba nervioso. Y antes de que pudiera replicar, Song-I despertó, sonriendo de ver a su Jiminie ahí.

—Mi Jiminie.

Jimin pasó por el lado de Jungkook y se acercó a su abuela.

—¿Cómo estás?

La abuela Park levantó su mano y acarició la mejilla de su nieto.

—Estoy bien —dijo con dulzura. Luego le echó un vistazo a Jungkook—. ¿Por qué no me has hablado de ese muchacho?

—Creo que sí te comenté algo —respondió Jimin, sonriéndole.

—No es muy inteligente, pero es un regalo para la vista… y tiene buen gusto en bombones y flores.

Jungkook soltó una risilla al ver la expresión sorprendida de Jimin. Era un alivio que Song-I siguiera lúcida.  Decidió tomar su abrigo y darles un tiempo a solas.

—Song-I, ha sido un honor conocerte.

—Si me traes más bombones, puedes volver.

—Me aseguraré de hacerlo. —sonrió—. Jimin, ¿puedo hablar contigo un momento?

El mencionado asintió y le dijo algo a su abuela antes de ir detrás de Jungkook. En el pasillo.

—¿Trajiste tu auto? —preguntó Jungkook, de lo contrario, podría esperarlo.

—Sí.

Unos segundos en silencio pasaron.

—¿Tu anillo…?

—Me lo quito cuando vengo a visitarla, no me gustaría confundirla.

—Bien, mmm… ¿Nos vemos en casa?

Jimin titubeó unos segundos. Pensando.

—Si… si accedo a casarme mañana contigo…, ¿me darás algo a cambio? Considéralo como un regalo de bodas.

—Sabes que no tendría problema con eso Jimin.

—¿Lo que sea?

—¿Qué es lo que quieres?

—Quiero conocer tu historia. Tu infancia. Tu… pasado.

—Nunca hablo de mi pasado, Jimin. No lo haré.

—Bueno —Jimin se puso recto y se cruzó de brazos—. Entonces cásate tú solito, Jeon. Nos vemos en casa.

Jungkook pasó una mano por su rostro y miró a Jimin. Bien, no podía negarse. Él sabía sobre el pasado de su prometido y era justo que también supiera el suyo.

Tomó el brazo de Jimin antes de que pudiera alejarse.

—Jimin… —dijo con un hilo de voz. Sus miradas se encontraron—. Bien. Si te casas conmigo, te contaré lo que quieras.

—¿Me lo prometes?

—Sí. ¿Algo más como regalo? —pregunté con sarcasmo.

—No, tu historia y una alianza. No me parece que solo yo tenga un anillo en mi dedo.

—De acuerdo. Iré a comprar unos ahora mismo.

—Bueno, si es así, me casaré contigo mañana.

Jungkook se quedó como piedra un instante. Había esperado insultos e incluso lágrimas y que lo mandara a la mierda. Todo lo contrario.

Jimin fue amable con él, a pesar de lo que sucedió anoche. Ese chico valía oro.

—Entonces… ¿Estoy perdonado?

—Jungkook, la vida es maravillosa y hay que disfrutarla. Podría enojarme unos minutos, unas horas o un día, pero por qué sentirme así cuando prefiero tener días felices. Además, todos merecemos oportunidades, no podemos vivir del rencor.

—Gracias —susurró.

—Nos vemos en casa.

Jimin volvió y entró de nuevo a la habitación, dejando a Jungkook con el corazón palpitándole a mil.

¿Cuándo se había convertido el señor Park en una fuerza imparable?

No tenía idea pero agradecía muchísimo que siga a su lado.

No tenía idea pero agradecía muchísimo que siga a su lado

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Luv Deal | Kookmin au ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora