🌊•Capítulo 24•🔥

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Katie Chan Jary

Adam conducía de regreso a casa. Algo que nunca mencioné es que él, la cocinera, la mucama y el jardinero viven en la mansión conmigo porque sería muy difícil tener que viajar todos los días tanta distancia.

El auto se estacionó frente a la mansión. Mi chófer —cómo de costumbre— se bajó del coche, le dio la vuelta y me abrió la puerta con mucha cortesía. Le agradecí y procedí a caminar por los pasillos del jardín delantero, hasta que me detuve frente a la puerta principal. Di algunos golpecitos sobre la madera, Talía —mi mucama— abrió la puerta de par en par, luego me saludó y también a Adam. Después de entrar, noté que la casa lucía reluciente, parece que Talía la había dejado así.

—Talía, ¿limpiaste la mansión? —le pregunté a lo que ella asintió levemente— Muchas gracias.

Ella rió un poco, —Señorita, es mi trabajo.

Me reí también. Siempre era así con ella, pues lo que hacía siempre era de calidad. Se escucharon unos pasos correr hacia la Sala de estar. Me sorprendí al ver que Estella se dirigía a mí con una pijama puesta, sus labios formaban una sonrisa de oreja a oreja.

—¡Katie, llegaste! —festejó la chica, corriendo hacia mí para darme un abrazo que me quitó el aire. Me soltó cuando me quejé de lo fuerte que me apretaba.

—¿Qué haces aquí?

—Vengo a dormir contigo —anunció, emocionada. Fruncí el ceño ante sus palabras a lo que ella procedió a explicar—. Bueno, a dormir dormir no, sino que a hacer una pijamada. Verás... En mi casa hay una plaga de insectos, están por todas partes: en la cocina, en mi habitación, en la ducha... —sentí cómo mi piel se erizaba ante su confesión.

—Que asco.

Ella asintió, trágica, —Sí, pero recordé —apoyó sus manos en mis hombros— que tengo una amiga que tiene mucho espacio en su casa.

—Ve al grano.

Suspiró, —No puedo regresar a mi casa hasta dentro de tres días.

—¿Y? —ya sabía cuál sería su petición, pero igual quería escucharla.

—Vengo a vivir contigo.

Negué con mi dedo índice, —De eso nada. Tienes suficiente dinero cómo para ir a un hotel, así que no vengas a molestar aquí.

Puso carita triste y agudizó su voz para que se escuchara como la de un bebé, —Porfa...

Negué con la cabeza, —Te dije que no.

No se rindió. Me siguió insistiendo hasta que no aguanté más y tuve que ceder.
Estella se puso a dar saltos de alegría por la casa mientras que yo solo giré los ojos. Di media vuelta para subir las escaleras hacia mi habitación. Una vez en ella, cogí mi bata y me di una ducha.

Unos minutos después, salí del baño, ya limpia. Abrí mi clóset para decidir qué pijama usar. Escogí una pantaloneta ancha, violeta, junto con una blusa corta negra. Me recogí el cabello en una coleta baja, salí de mi habitación y fui al comedor en donde estaba la loca de mi mánager disfrutando de la deliciosa comida de Mine, mi cocinera.
Me senté a su lado para cenar también.

La comida estuvo deliciosa, pero admito que Kim cocinaba mejor. Cuando también terminó, Estella me hizo una seña para que subiéramos a mi habitación, y le hice caso. Una vez que estábamos las dos allí, ella se sentó en la silla de mi escritorio.

Cruzó las piernas y giró su silla hacia mi dirección, para volver a sacar aquel tema que me tiene preocupada—¿Terminaste aquella canción? 

Bufé exageradamente, —Claro que no. No he tenido tiempo en toda la semana para hacerlo.

UNIQUE LOVE✔ (#1SAGA: PRIMEROS AMORES) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora