🌊•Capítulo 52•🔥

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Katie Chan Jary

La melodía de mi última canción ya se reproducía en el concierto del hotel. Me rodeaban muchísimas personas, un fabuloso cielo estrellado y las cámaras que se encargaban de grabar todos mis movimientos. En cuestión de segundos me correspondía cantar una línea que decía: "Nunca dejaré de brillar en la sima", pero... No quería decirla. Sé que eso no tiene nada que ver con la desición que tome, pero aún así es como si estuviera prometiéndole al mundo que siempre seré Katie Chan Jary cuando en realidad no estoy segura si seguiré en los escenarios.

De repente, un pensamiento que no pude evitar se apodera de mi mente en medio de la canción, provocando que dejara de bailar. Ese pensamiento se llama: recuerdos. Volví a vivir aquel momento en que mi chico pelinegro y yo caímos juntos al río de mi mansión: él no me dejaba ir a nadar porque me quería proteger. También reviví nuestro primer beso rodeado de fuegos artificiales en la azotea de Kim, cuando él me preguntó si quería ser su novia, nuestra primera cita en la cual nos dimos de la mano y comimos helado juntos, ese tierno y gracioso momento en el muelle en que el de ojos azules me besó varias veces mientras que yo solo podía reír a carcajadas... Fue todo tan hermoso.

Me vi obligada a abandonar mis pensamientos cuando, repentinamente, alguien ejerce fuerza sobre mí desde atrás, empujándome. Para mi desgracia, caí fuera del escenario, —en la parte del público— causando que al instante todos exclamaran preocupados. Sentí un inmenso ardor en las palmas de mis manos y rodillas al impactar contra el suelo y, por obviedad, sangre empezando a brotar. La vergüenza invadió mi mente al escuchar que la música se había detenido.

Entre la tensión del momento, la gente murmullando suposiciones y la decisión sobre Kim que tenía que tomar, me desmallé. Lo último que alcancé a escuchar fue: "¡Hay que llevarla al hospital! ".

...

Mis párpados empezaron a abrirse con lentitud, despertando de un sueño profundo. Muy despacio, me dediqué a examinar mi alrededor con la mirada. Era una habitación pintada de blanco, con una pequeña mesita de madera ubicada en una esquina y un estante gris colgando de una pared. Miré hacia mi derecha; había un ventanal que me permitía ver hacia el exterior. Ya era de día. Escuché la puerta de la habitación abrirse, así que rápidamente dirigí toda mi atención hacia esa dirección. Se trataba de Kim. Su pecho subía y bajaba con agresividad —notándose que había estado corriendo para llegar aquí— mientras ambos intercambiabamos miradas. El primero en reaccionar fue él, el cual, sin quitarme los ojos de encima, se encaminó hacia mí. El chico se arrodilló para poder estar a mi altura y sostuvo mi mano entre las suyas.

—Mi amor, ahora mismo fue que me enteré de lo que te pasó. ¿Cómo estás? ¿Has mejorado?

Adormecida, me acomodé sobre el colchón para poder responderle en voz suave, pues me dolía la garganta, —Eso creo, ya me siento mucho mejor.

Él, luego de suspirar aliviado, me sonríe con ternura, —Me alegra escuchar eso, estaba muy preocupado.

—Siempre lo estás aunque no me pase nada —bromeé, riendo para mis adentros y rodando los ojos.

—¿Qué quieres que haga? No sé si lo sabías, pero me importas mucho y no quiero que te suceda nada. Eres una valiosa joya que jamás quisiera perder, ¿ok?

—Ok.

Me sentía feliz estando con él; todas mis preocupaciones me dejan en paz cada vez que escucho su voz. ¿Cómo una persona podía ejercer en mí tantas cosas positivas? Aún no comprendo la razón, pero sí lo amo muchísimo.

—Mi amor, —me llama Kim, regresándome a la realidad— tu nueva mánager me contó que, antes de desmallarte, te quedaste inmóvil en el escenario. ¿Pasó algo? ¿Puedo ayudar?

UNIQUE LOVE✔ (#1SAGA: PRIMEROS AMORES) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora