UNIQUE LOVE✔ (#1SAGA: PRIMEROS AMORES)

🌊•Capítulo 35•🔥

Narrador anónimo

Gotas de agua caían del borde del tejado por causa de la pequeña llovizna mañanera que acababa de terminar. Rayos de sol daban a conocer la presencia de un nuevo amanecer, algunos de estos atravesaban el ventanal y se colaban a la habitación de cierta pelirroja que aún dormía tranquilamente. A esta chiquilla le llegaba la luz a sus párpados, por lo cual le impedía disfrutar de un buen sueño. Sin más remedio, se sienta sobre el colchón y, con vagancia y desgano, dirige su mirada a la fuente de esa luminiscencia. A través de ese cristal se podía ver los robles del bosque que rodeaban su propiedad; los pajaritos revoloteaban de una rama a otra como si fuera un ejercicio para mejorar su salud. Un águila pasó volando cerca de esos árboles, estirando sus glamurosas alas y extendiendo el vuelo hacia las nubes, por obviedad, Katie lo siguió con la mirada mientras le fue posible.

La chica sonríe y decide volver a dormirse, pues aún era temprano para empezar a gastar energías. Se acuesta boca abajo y apoya su delicada barbilla en la almohada, sus brazos estaban a los lados del esponjoso cojín blanco y sus ojos se empiezan a cerrar poco a poco, con cada pestañeo se le dificultaba más mantenerse consciente.

Cuando sus párpados se cerraron por completo, escucha golpecitos en la puerta de su habitación, por lo cual se ve obligada a levantarse a ver quién era. Algunos mechones de cabello le cubrían una buena parte de la cara y, la mayoría de estos, estaban desordenados.
Estira su mano hasta que termina tomando el picaporte de la puerta, la gira hacia la derecha y retrocede un poco para abrirla hacia dentro de la habitación.

Frente a ella su mucama, Talía, la cual realiza una inclinación hacia delante con una sonrisa en sus rosados labios, —Buenos días, señorita Katie.

La pelirroja le devuelve una sonrisa igual de amistosa que la de ella e imita la reverencia, —Buenos días, Talía. ¿Sucedió algo? ¿Por qué llamas a mi puerta a esta hora? —le pregunta la chica, indecisa, esperando una respuesta aceptable de parte su interlocutora.

—Es que tiene un visitante —estas palabras despertaron dudas en la mente de la cantante—. El señor Hiro la está esperando abajo.

—¿Hiro? —cuestiona mientras frunce el ceño— ¿Y para qué ha venido?

Su empleada se encoge de hombros, —No lo sé. Solo me dijo cuando llegó a la mansión que necesitaba verla, así que lo invité a pasar mientras subía a buscarla a usted.

—Está bien. Dile que ahora bajo, tengo que cambiarme.

La joven asiente con un movimiento de cabeza y gira sobre sus pies para tomar rumbo a las escaleras que conducían al primer piso.

Como Jary ya estaba sola, procedió a escoger la ropa para ponerse. No se demoró mucho, se vistió con un suéter de hombros descubiertos, ceñido al cuerpo de color blanco, junto con un short de mezclilla y unos converse negros. Cepilló su cabello para acomodarlo un poco y después de esto lo volvió a situar sobre el tocador. Le dedicó una última miradita al espejo para dar media vuelta hacia la salida del dormitorio.

Bajó las escaleras con entusiasmo, ya que quería saber la razón de la inesperada visita de su futuro cuñado, según ella. Una vez que había llegado a la sala, lo buscó con la vista y lo encontró sentado cómodamente en uno de los sillones que estaban frente a la chimenea, leyendo una revista de las que yacían sobre una mesita.

Katie se dirige hacia él, deteniéndose justo detrás del sillón en el que estaba sentado, y lanza un escandaloso grito que casi mata del susto al pobre muchacho.

Después de haber visto su reacción se echa a reír. A este joven no le causó la misma gracia, por lo cual rodó los ojos y empezó a aplaudir hacia la dirección de su amiga.