Katie Chan JaryTranscurrieron dos días después de mi discusión con Kim. La verdad, ya no me siento tan deprimida como antes, me he recuperado mucho. Esta noche me encuentro ensayando una de las coreografías que bailaré en el concierto de mañana —con Juwon Park— junto a mis bailarinas y nuestro coreógrafo, el maestro Shu. Este es un hombre de cuarenta años, bastante ágil para su edad. Es de los profesores que regañan varias veces a sus estudiantes por tal de que hagan las cosas al pie de la letra, pero, gracias a esto, hoy en día soy muy conocida en los escenarios.
Sentí sobre mí la mirada examinante del maestro, por lo cual debía tener mucho cuidado de no cometer ningún error en mis movimientos hasta que él dejara de observarme, si no lo hacía después me tendría que enfrentar a todas sus quejas, y no quiero tener que pasar por eso.
Llegó la hora de hacer el paso más difícil: la pirámide. Como siempre, me corresponde ir en la sima. Las primeras cinco chicas formaron una formación horizontal y las demás se fueron colocando encima de ellas. Pronto llegó mi turno de subir. Aterrada, tragué saliva y procedí a escalar hasta terminar en lo alto. Bajé la cabeza, se me erizó la piel al observar la altura en la que me encontraba.
Calma, Katie.
Cerré los ojos y respiré hondo, alzando mis brazos para no caer. Justo cuando pensé que lo tenía todo bajo control, volví a recordar el beso de Kim y Eda. Apreté mis párpados con fuerza, no quería distraerme y perder el equilibrio, ni tener que revivir ese dolor tan intenso que me causa su traición.
De repente, mis pies me fallan, provocando que resbalara y cayera encima de las demás muchachas. Sus gritos y quejidos se escucharon por toda la sala.
—¡Señorita Chan! —empezó a regañarme el maestro Shu, caminando en pasos largos hacia mi dirección.
Terminé de rodillas —las cuales ardían por la anterior caída—, con las manos apoyadas contra el piso. Algunos mechones de cabello habían abandonado mi coleta alta para ubicarse delante de mi frente. Levanté la cabeza al ver unos zapatos negros detenerse enfrente de mi cuerpo. Me encontré con la mirada asesina del coreógrafo, sus brazos cruzados sobre su pecho.
—Lo siento, maes—
—¡Eres una vergüenza! —me gritó, furioso e inclinándose hacia mí—¡Tanto entrenamiento, esfuerzo y dedicación no sirvieron de nada para tí!...
Cabizbaja, mis ojos se humedecieron mientras este señor seguía diciéndome cosas crueles. Al cabo de unos segundos, estallé en llanto. Sin poder evitarlo, mis lágrimas goteaban al suelo.
—L-lo siento, m-maestro —intenté disculparme, pero tartamudeé tanto que mis palabras no se entendieron muy bien.
Él no dijo nada, simplemente guardó silencio.
—Venga, señorita Katie.
Miré a la persona que había dicho eso y resultó ser Hae, ofreciéndome su mano para ayudarme a parar, empleando una animadora sonrisa. Hae es la mánager que contrató Estella para que la reemplazara durante su luna de miel. Es una mujer de treinta y tantos años, de alta estatura, delgada y poseedora de un cabello corto de color castaño, rizado.
La tomé, para que luego ella me jalara hacia delante, quedando firme sobre mis pies, —Gracias.
—De nada —volvió a sonreír con amabilidad.
Caminé al lado de mi nueva representante por un largo pasillo que, en el final, se encontraba mi camerino. Al llegar allí, me senté a descansar en uno de los sillones que estaban contra la pared. Entrelzacé mis dedos y apoyé mis codos en mis piernas, dedicándome a observar una esquina oscura de la habitación.
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UNIQUE LOVE✔ (#1SAGA: PRIMEROS AMORES)
Teen Fiction🔥🔥🔥 Cuando somos pequeños lo único que nos importa es jugar, jugar, y jugar. Pero a medida que vamos creciendo nos preocupan cosas más importantes, entre ellas, el amor. Muchas personas creen que este sentimiento tan hermoso, y algunas veces do...