🌊•Capítulo 49•🔥

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Katie Chan Jary

Al escuchar el fuerte grito de alerta que empleé para avisarle de la presencia de tal animal, Kim gira rápidamente sobre sus pies, totalmente asustado, para encontrarse con un oso negro esperándolo ahí detrás y mirándolo como si fuera el mayor de sus enemigos. La bestia no tardó mucho en lanzar un aterrador rugido segundos antes de venir a atacarlo. Con el corazón a mil y una inevitable sensación de que esto terminaría mal, volví a gritar tan alto que creo que me quedé sin voz. Sin decir una sola palabra más, corrí hacia el interior de la cabaña lo más rápido que pude y me escondí detrás del sofá de la Sala de estar.

Vale, lo confieso, ¡estoy muerta de miedo! Pensar en el aterrador hecho de que ese monstruo llegara a entrar aquí hacía que se me erizara la piel.

Un momento... Creo que se me olvida algo...

¡KIM!

¡Kim sigue allá afuera!

-Ay no... -dije por lo bajo, angustiada.

Ese chico no fue tan inteligente como yo para tomar la sabia decisión de entrar a todo correr a refugiarse.

-¿Y ahora qué hago? -me pregunté a mí misma, levantándome del piso y asomando mi cabeza por encima del sofá para ver cómo le iba al pobre muchacho. No se veía nada a través de la puerta, solamente la oscuridad de la noche y algunos copos de nieve descender al suelo.

¡¿Por qué tienes que ser tan valiente, Kim?!

Con la garganta hecha polvo a causa del anterior grito y seguramente una notable expresión de cobardía en el rostro, me puse de pie. Con la mano en el corazón, di pasos temblorosos y lentos hasta llegar a la puerta que conducía a la salida, pero, pero cobardemente volví a mi antigua posición al escuchar otro profundo y enloquecedor regido de la bestia.

-¡Kim! -lo llamé, colocando ambas manos alrededor de mi boca para que mi voz se escuchará más alta.

Unos segundos después, me respondió:

-¡Jary, no vayas a salir de allí por nada del mundo, ¿de acuerdo?!

-¡De acuerdo!

A pesar de que le había dicho que no iba a irme de mi escondite... Creo que él necesita de mi ayuda, pero, ¿qué puedo hacer yo si ni siquiera tengo la fuerza ni la puntería necesaria para utilizar un arma? En ninguna de las escuelas de danza y canto a las que asistí nos enseñaron a disparar, ¡¿cómo quieren que lo sepa?!

Tras haber suspirando hondo, tratando de sacar el valor de lo más profundo de mi ser, volví a levantarme del suelo para dirigirme hacia un estante colgado en una de las paredes, en el que habían distintos tipos de pistolas, claro, todas para la caza.

En ese momento recordé algo importante: el animal con el que Kim está arriesgando su vida es un oso negro de tamaño mediano, una mancha blanca distintiva en el pecho con forma de V y orejas con forma de campana. Resulta que hace unos años, en una clase de Biología, estudiamos a profundidad las características de este tipo de oso. Ahora entiendo por qué es tan necesario estudiar esta asignatura.

Gracias al anterior razonamiento, me di cuenta de que lastimar a este animal no sería lo mejor, ya que su especie es vulnerable a la extinción. Teniendo en cuenta ese hecho, saqué del estante una pistola de dardos tranquilizantes.

Insegura, pero al mismo tiempo decidida de lo que iba a hacer, caminé con rapidez hacia la puerta. Mis ojos captaron una enloquecedora escena de Kim batallando contra el oso, el cual estaba encima de él con la intención de devorarlo. Gracias a Dios, el muchacho era lo suficientemente fuerte como para resistir durante cierto tiempo el peso corporal del animal. Sus músculos relucían a primera vista y sobresalían sus brazos, marcando el trazo de las venas. El sudor empapaba toda la piel del peli negro, provocando que la misma reluciera como una joya a pesar de la oscuridad que había en el ambiente.

UNIQUE LOVE✔ (#1SAGA: PRIMEROS AMORES) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora