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Cuando somos pequeños lo único que nos importa es jugar, jugar, y jugar.
Pero a medida que vamos creciendo nos preocupan cosas más importantes, entre ellas, el amor.
Muchas personas creen que este sentimiento tan hermoso, y algunas veces do...
Al día siguiente, apenas que Lia se levantó su hermano no esperó más tiempo para contarle lo que había sucedido ayer, mientras ella estaba dormida. La chica no se lo tomó mal, más bien, lloró de alegría. Saber que su padre quería cambiar era una de las mejores noticias que le habían dado. Los hermanos se abrazaron con lágrimas en las mejilla. De repente se escucha el rechinar de una puerta abrirse: la del cuarto de Kim.
Los ojos azules del hombre mayor recién levantado no pestañearon ni una sola vez al contemplar a su hija. Ella corrió a su encuentro y lo abrazó con todas sus fuerzas, dejándolo sin aire.
Luego de un intercambio de palabras tiernas entre padre e hija, Lia procedió a ir a la cocina a preparar cuanto antes el desayuno para sus chicos. Hizo su mayor esfuerzo para que quedase delicioso. Llevó los platos a la mesa, no tardó ella misma en sentarse a comer también.
Una vez que terminaron, Shu-Ga -que así se llamaba el padre de los muchachos- dio inicio a una conversación .
-Ahora que ya llenamos pancita, -les dedicó una mirada a sus hijos- me gustaría contarles una noticia -logró despertar la curiosidad de los jóvenes.
-¿Cuál noticia, papá?.
Antes de responderle, Shu-Ga bebió un poco de su taza.
-Sé que tu hermano no está en condiciones para mantener a alguien más en esta casa... por lo cual he decidido vivir en otro apartamento cercano a este, para no causarles ninguna molestia.
La mirada del de cabellos azabache recayó en su padre, -No es necesario que hagas eso. Puedo encargarme de tu cuidado perfectamente, no te preocupes.
El señor bufó, tomando la mano de su hijo para presionarla con fuerza y mirarlo desafiante-¡Claro que no! No dejaré que después de todo lo que les hice muevas un dedo por mí. Verás... Un amigo de mi infancia vive en el edificio del frente, en el piso tres. Antes de venir aquí pasé por su casa, resulta que tiene mucho espacio disponible. Iré con él, pero con una condición.
Amboshermanos se miraron ffijamente y preguntaron al mismo tiempo, -¿Cuál condición?
Tras un corto silencio lleno de dudas, Shu-Ga se dignó a contestar.
-Tienen que prepararme la cena, porque todas las noches vendré a cenar su deliciosa comida con ustedes.
Risas de parte de ellos invadieron la habitación. Kim asintió, -Esa condición me agrada mucho. Pero YO seré el que cocine.
Lia negó con la cabeza, -Claro que no. A papá le va a encantar mi comida más que la tuya.
Y así continuó el desayuno de la familia Kim, lleno de charlas y risas compartidas.
Regresando a la vida de Chan Jary, ella estaba en el estudio de grabación esperando a que llegara un cantante famoso del K-pop llamado Juwon Park.
Katie Chan Jary
Las canciones de Juwon me encantan, todas y cada una de ellas. Es muy guapo, aunque... Kim mucho más atractivo que él. Decidí, para entretenerme en algo, buscar en Google su biografía para averiguar más de este hombre.
-Nada mal -dije al examinar bien la información.
Media un metro con setenta y cinco -bastante bajito comparado con Kim, quien mide casi uno noventa- tenía veintidós años de edad, se había pintado las puntas de su cabello negro en azul, el color de sus ojos era café, una piel blanca y labios con aspecto húmedo y rojizos. Mientras continuaba con mi investigación, alguien me jaló de la coleta de mi cabello, haciendo que mi cuello se inclinara hacia atrás.
-¿Qué miras tanto? -preguntó la más insoportable de las amigas, Estella, la cual había traído al estudio a su querido prometido. Ella centró su vista en la pantalla de mi celular: una foto de Juwon. Sonrió burlona-. Vaya vaya, señorita. Te he pillado en el acto.
Giré los ojos, -Solo estaba buscándolo en Internet. Y... ¿te importa? -pegué el móvil contra mi pecho para que no viera nada más.
Infló sus mejillas como un pez globo y cruzó los brazos sobre su pecho, -Eres mala.
Me reí, -Está bien, toma -le entregué el teléfono.
Antes de que Estella hiciera nada, Hiro le quitó el aparato de un tirón y se dedicó a observar detalladamente la pantalla de este. Tras un ceño muy fruncido, lo dejó sobre la mesita de cristal que estaba frente al sofá en el que se sentaba, se cruzó de brazos y piernas y mantuvo su mirada en el techo, enfadado.
-Alguien aquí está celoso -me burlé. Hiro me dedicó una ojeada y volvió a su anterior posición-. Vamos, era broma -intenté calmarlo pero no funcionó. "Hombres".
Mi amiga se puso de pie, se sentó al lado del dramático, le acarició la mejilla y le sonrió, -Mi amor, solo era una fotito, y de nada más y nada menos que del compañero de Katie. No te pongas así -al terminar de hablar puso ojitos de cachorrito triste, algo que siempre le solía funcionar.
Hiro se negaba a mirarla, pero no se aguantó a esos ojitos y terminó cediendo, a lo que su novia empezó a festejar. Eran muy tiernos, solo que algo irritantes.
-Una pregunta, Estella. ¿Qué hace él aquí?
-"Él" vino a acompañar a su amada al trabajo -se defendió el pobre chico, resaltando la palabra entre comillas con una torcedura de sus dedos.
-¿No tenías nada mejor que hacer?
Negó con un movimiento de cabeza.
-¿Y el hotel?
-El hotel está al mando de Ki-Jan Chwe. Le estoy pagando para que se encargue de mi papel en el trabajo mientras que yo paso tiempo con mi estrellita.
Una sonrisa se dibujó en el rostro de la elogiada, sus mejillas se coloraron.
Giré los ojos, y los apunté con mi dedo índice, entrecerrando mis párpados-Eso no es excusa.
Ambos rieron al escuchar mi regaño. Dejé de prestar atención a la conversación a partir de ahí.
Una puerta se abrió y mediante esta entró un muchacho.p ero no era un muchacho cualquiera, sino que era el mismísimo Juwon Park.
Me levanté de mi asiento inmediatamente para saludarlo con una sonrisa de oreja a oreja, la parejita hizo lo mismo.
-Es todo un placer conocer a alguien tan bella -sostuvo mi mano con delicadeza y la besó, como todo un caballero.
Le sonreí, -Gracias. También es un gusto, señor Park.
-Por favor, llámame Juo.
-Está bien -volví a sonreír.
Detrás del joven había una mujer de veintitantos: poseía ojos negros profundos, su cabello era negro con decoloraciones moradas, muy bonito, la verdad. Ella giro los ojos al ver cómo Juo me trataba y se acercó a nosotros con cara de pocos amigos.
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