🌊•Capítulo 6•🔥

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Katie Chan Jary

—Ya bájame —le pedí al de ojos azules.

Al instante, este me colocó delicadamente en el suelo, ayudándome a quedar recta sobre mis pies.

—¿Qué es eso?

Supuse que con "eso" se refería al sonido que antes había escuchado: el de gotas cayendo.

Me encogí de hombros, —No lo sé. Podría ser... —abrí mis ojos observando con detenimiento lo que había frente a nosotros.

¡Una cascada!

Era tan grande, el agua casi evaporada descendía a un precioso y cristalino manantial.

—No sabía que habían cascadas en este bosque. Ni siquiera había venido de visita —comenté, con los ojos atentos a las hermosas vistas que habían frente a mí. No me aguante más y dije lo que pensaba, —¡Quiero nadar!

Él me miró como si lo que dije fuera algo estúpido, lo reconocí por su ceño fruncido, —No lo creo. Puede ser peligroso si no conoces estas aguas.

De cierta manera tenía razón, pero hacía demasiada calor como para hacerle caso, así que preferí fingir que estaba de acuerdo hasta que tuviera la oportunidad de sumegirme allí. Con un último suspiro, caminé hasta una sombra bastante agradable debajo de un gran roble con algunas enredaderas conectadas a árboles más pequeños, que lograban crear un efecto como el de una cueva.

Ya sentada encima de una piedra lo suficientemente grande como para cargar conmigo, lo miré, y él se sentó a mi lado. De la mochila saqué una botella de cristal con agua, con prisa la abrí y di el primer trago, el segundo y el tercero. Ya me había tomado la mitad de la botella cuando este chico me hizo una seña para que lo dejara beber un poco. Aún tenía sed, pero él también estaba cansado, no se notaba pero lo estaba.

—Toma —dije de mala gana, alzando mi brazo para alcanzarle la botella. La agarró y empezó a beberla.

Se secó la boca después de haber bebido la otra mitad del frasco, dejándonos sin una gota de agua.

Saqué de la misma mochila la merienda ya preparada en la mansión y ambos empezamos a comerla. El sol del mediodía se había ido por un momento dejando una maravillosa sombra en todo el lugar. Este era un buen momento para aprovechar que... "sin nombre" estuviera distraído en las hermosas vistas para hacer algo un poco tonto.

Con mucha discreción me puse de pie y me alejé sigilosamente de allí. Cuando estuve fuera de la supuesta "cueva de hojas" me quité mis tenis negros para dejarlos cerca de la raíz de un árbol, me recogí el cabello en una coleta aún más alta y me acerqué al borde del manantial.

—¡Hey! —le grité desde mi lugar al peli negro, él me dedicó una mirada, sorprendido por haberme alejado de donde estaba— ¡Voy a lanzarme! -

—¡No lo hagas, puede ser peligroso! —trató de ordenarme, mientras se acercaba a mí.

—No me va a pasar nada —disminuí el volumen de mi voz al ver que el chico ya estaba a tan solo dos metros.

Él se detuvo justo frente a mí y tomó mi mano con fuerza, —No te dejaré arriesgarte de esa manera.

Me libré de su agarré, pero antes de que tal muchacho girara sobre sus pies para regañarme yo ya estaba corriendo para lanzarme al agua.

En cuestión de segundos estuve de nuevo en el borde del manantial. Cuando mis piernas se empezaron a levantar para lograr una caída directa —la cual no parecía superar la profundidad del tamaño de una persona— sentí como dos manos se aferraban a mi cintura, deteniendo cualquier intento de salto de mi parte.

—Suéltame —protesté. Él estaba detrás de mí, bien cerca de mi cuerpo. Le dediqué una mirada asesina y él una igual a mí.

—Sobre mi cadáver.

Hubo un momento de puro silencio en el que los dos nos quedamos en la misma posición, callados. Sentí como la tierra debajo de nosotros se desmoronaba y ambos caímos al agua.

Di un salto y tomé mucho aire cuando salí a la superficie. Con mis manos saqué mi cabello de mi rostro empapado y busqué con la mirada al de ojos azules.

Al no verlo por ningún lado me empecé a asustar muchísimo, comencé a llamarlo desesperadamente.
No hubo respuesta.

Kaito Kim

Tras la caída —a la cual nunca estuve de acuerdo— se me ocurrió darle una pequeña lección a esta terca cantante. No salí a la superficie durante unos aproximados dos minutos, y creo que conseguí preocuparla, pues, aunque no escuchaba qué decía, podía oír el sonido de sus movimientos desesperados. Con cuidado de no ser descubierto, me sitúe detrás de ella y le jalé del cabello, saliendo de una vez por todas a respirar.

Cuando mis ojos se encontraron con los suyos una cachetada desprevenida hizo que girara la cabeza hacia un lado, seguramente con la mejilla colorada.

—¡¿Por qué hiciste eso?! ¡Estaba preocupada por tí, ¿sabías?! —creo que hablaba en serio porque lucía enfadada.

Con mi mano derecha acaricié a la mejilla víctima del anterior ataque, fingí que me dolía con mi expresión.

—Lo siento —me disculpé.

Ella cruzó sus brazos sobre su pecho mientras entrecerraba sus párpados y me observaba, luego giró bruscamente la cabeza para mirar por encima de su hombro, evitádome.

Reí para mis adentros, terminando con las comisuras de mis labios alzadas. Pero que fácil se enfadaba esta chica.

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UNIQUE LOVE✔ (#1SAGA: PRIMEROS AMORES) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora