🌊•Capítulo 9.2•🔥

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Katie Chan Jary

—Jary... yo... Quiero que seas mi novia. No solo eso... Te amo como nunca he amado a nadie más.

Mis mejillas se volvieron completamente rojas cuando esas palabras salieron de su boca. Siendo sincera, no me lo esperaba. Era la primera vez que alguien como él me decía a la cara que estaba enamorado de mí. Bajé la mirada, escapando de la suya.

—Kim, tendría que pensarlo —admití—. Después de todo... una relación es algo serio, no te podría responder al instante.

—Está bien —me respondió con amor. Alcé la cabeza para verlo y resultó que estaba sonriendo, una sonrisa preciosa que consiguió revolver mi estómago—. Por si no lo sabías, soy la persona más paciente del mundo. Puedo esperar todo el tiempo que quieras. Además... Aún nos queda un día juntos.

Sonreí inconscientemente.

¿Acaso es él la persona que he estado esperando todo este tiempo? ¿O sólo es otro de los muchos que afirman estar enamorados de mí y en realidad no lo están? De cualquier forma... No sé qué es lo que estoy sintiendo por él, pues lo conocí hace tan solo unos días, pero aún así ese atractivo, dulce y responsable pelinegro me ha hecho sentir cosas que nadie más a provocado en mí. Cosas... hermosas.

Kim aún seguía mirándome y sonriéndome, lo cual provocaba que yo me sonrojara de vez en cuando. Estaba nerviosa, muy nerviosa. Mi respiración se trancó y mis manos temblaban. De repente, un teléfono sonó. Era el de él, porque el mío tiene de tono de llamada una de mis canciones. El chico se acercó a la mesita en la que estaba el célular y contestó:

—¿Hola?

La voz al otro lado del teléfono hablaba con él, pero yo no llegaba a escuchar nada más que la voz de Kim responderle.

—Que gracioso —le dice él, girando los ojos—. Ya sabes que no soy así —se escucharon carcajadas de parte de la otra persona, carcajadas que parecían ser de un hombre. Kim continuó escuchándolo por un momento hasta que habló—. No, pienso volver hoy, esta noche —luego de oír aquella voz otra vez, continuó—. Está bien, nos vemos en tu casa, pero no pienso llegar muy tarde a la mía.

Sentía mucha curiosidad, la verdad. Este muchacho se iba a reunir en la noche con alguien, quizás a solas. ¿Y si era una mujer? No, lo escuché decir "que gracioso" o sea que era un chico. De igual forma, me interesaba saber quién era esa persona, solo para estar segura.

Cuando dejó el móvil en la mesita al lado de la cama, ya la curiosidad me carcomía por completo.

—¿Quién era? —le pregunté, sosteniendo mi barbilla con una de mis manos.

Kim torció una sonrisa, levantando una ceja, —¿Quieres saber? ¿Tan celosa estás?

—¿Celosa? ¿Yo?

—Sí, eso es lo que parece.

Crucé mis brazos alrededor de mi pecho, —Pues no.

Él se ahogó en sus propias carcajadas, mientras que yo solo podía fulminarlo con la mirada. Al haberse calmado un poco, el peli negro inclina su cabeza ligeramente hacia un lado, observándome con diversión, como si fuese un payaso, —Con quien me veré esta noche es con mi mejor amigo, Jon.

—¿Qué harán?

Él volvió reír, esta vez con más picardía, —El amor.

—¡¿Qué?!

—Claro que no, estúpida. Jugaremos a las cartas.

—Ah —me alivié, con aún más ganas de continuar el interrogatorio—. ¿Y quiénes más irán? ¿Habrá alguna chica?

Sus labios formaron una línea recta mientras que sus ojos se ponían en blanco, como mismo había hecho hace unos minutos, —Solo vendrán otros chicos. Con que no estabas celosa, ¿eh?

—¡Y no lo estoy! —respondí a gritos, apretando mis puños.

—¡Celosa! ¡Celosa! —siguió burlándose de mí, moviendo varias veces la cabeza.

No aguanté más y tiré de su cabello con fuerza para desquitarme por haberme sacado de quicio, a lo que mi víctima se queja un poco tratando de liberarse de mi agarre. Lo consiguió, para luego aguantar mis muñecas, impidiendo que volviese a atacarlo. Su mirada no paraba de cruzarse con la mía. Esos ojos azules que cargan con un fabuloso color idéntico al del océano me observaban fijamente. Para detener el silencio entre nosotros y tomar distancia, decidí pararme de la cama y obligarlo a este a pararse también, jalándolo del brazo.

—¿Qué haces? —me preguntó.

—Tengo hambre. Ve y prepárame desayuno.

Con eso sonrió complacido y ambos nos dirigimos a la puerta para ir al piso de abajo.

Cuando pusimos los pies en la sala de estar, recordé que la doctora me había dicho que, por la mañana, Kim debía tomarse otra pastilla. Me di media vuelta y subí las escaleras casi volando, mientras que el de cabellos azabache solo veía lo que yo hacía, confuso.

Un minuto después, ya tenía la tableta en mi mano junto con el vaso de agua. Volví a bajar los escalones con mucho cuidado de no desbordar el agua del recipiente y me dirigí hacía su dirección.

—Toma —le dije, alzando la mano con las píldoras—. La doctora dijo que por las mañanas debías tomarlas para que el dolor en tu cuello se aliviara.

Sin chistar, asintió e hizo lo que le dije. Volví a coger el vaso cuando Kim terminó y lo dejé encima de una mesa. Él caminó hacia la cocina, supongo que para preparar el desayuno, y yo lo seguí. Cuando ambos estábamos allí me recosté al marco de la puerta, dedicándome a observar sus acciones.

Ya habían pasado veinte minutos, se estaba tardando demasiado para mi gusto. Mi estómago rugía con fuerza, así que me acerqué a él por detrás para ver qué cosa estaba haciendo que le llevaba tanto tiempo. Me quedé mirando con atención lo que había en el desayunador: unos preciosos y aparentemente deliciosos cupcakes de chocolate.




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UNIQUE LOVE✔ (#1SAGA: PRIMEROS AMORES) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora