🔥🔥🔥
Cuando somos pequeños lo único que nos importa es jugar, jugar, y jugar.
Pero a medida que vamos creciendo nos preocupan cosas más importantes, entre ellas, el amor.
Muchas personas creen que este sentimiento tan hermoso, y algunas veces do...
Mi hermana suspiró, para luego dedicarme una sonrisa, tratando de explicarme con ella "estoy lista".
-Lia... -dejé las maletas en el suelo y alcé mis brazos para abrazarla de frente. Acaricié su suave cabello con mi mano para después susurrarle algo, apoyando mi barbilla en su cabeza- Bienvenida a casa, hermanita.
Sentí como lágrimas nostálgicas empezaban a brotar por sus pecosas mejillas. Hubo un silencio en el que no dije nada. Ella se tranquilizó, separándose de mí. Secó las lágrimas lo más rápido que pudo.
-Está bien. Ya estoy preparada -avisó aún secando pocas lágrimas. Le sonreí, estaba orgulloso de ella, de su valentía.
Tomé el picaporte con un mano, lo giré y empujé la puerta hacia adentro. Algo que me tomó por sorpresa fue retroceder por causa de cierta señorita pelirroja que salió del interior del apartamento a todo correr.
-¡Cuidado! ¡Va a explotar! -gritó, señalando los adentros de la casa con sus dedo índice. No sabía de que hablaba hasta que me incliné un poco para poder ver mejor y comprobé sus palabras. La olla presión estaba expulsando humo.
Me reí para mis adentros. Enderecé mi espalda y giré sobre mis pies para encarar a la tontita, que terminó frente a mí.
-Jary, -mi tono burlón- no va a explotar. Eso es totalmente natural en una olla presión.
Un suspiro de su parte fue la causa de mis risas. Estérica, cerró sus puños con fuerza y alzó la voz, inclinándose hacia mi dirección.
-¡No me critiques! ¡No sabía eso!
Empecé a ahogarme en mis carcajadas.
Katie Chan Jary
Las risas de mi novio ya me estaban molestando. Apreté mis dientes y no me aguanté más, lo jalé del cabello con fuerza, haciéndome quedar con mayor tamaño y autoridad. Escuchaba sus quejidos pero no les daba importancia.
-No me vuelvas a criticar por mis errores, ¿entendiste? -le dije en una voz tan baja que sonó como amenaza. Claro, lo era.
-Está bien, está bien. Pero, primero, ¡suéltame! -suplicó el ingenuo.
Inhalé paciencia y, con ayuda de mi misericordia, lo solté, sacudiendo mis manos como si estuvieran sucias.
Alcé la mirada y fui capaz de contemplar a una chica de cabellos rubios, la cual estaba quieta en una esquina del pasillo, contemplando la escena.
¿Quién era ella?
Kim reconoció perfectamente mi expresión facial ante la presencia de aquella jovencita así que se dignó a explicar.
Aclaró su garganta, -Lia, ella es Jary, mi novia. Jary, ella es Lia, mi hermana.
Todo quedó claro. Le dediqué una mirada confusa a la tal Lia a lo que ella hizo lo mismo conmigo.
-No me dijiste que tenías novia -dijo la chica, cruzándose de brazos y girando sus ojos. Parecía que estaba un poco molesta.
Kim sonrió, no sé si era porque estaba feliz o porque sabía que ella lo mataría, -Lo siento, lo había olvidado -hizo una pequeña pausa para caminar hacia su hermana, tomarle una de sus delicadas manos y obligarla a caminar hacia mí. Cuando ambas quedamos a centímetros, cruzamos miradas, ninguna de las dos iba a hablar. Las dos nos vimos obligadas a estrechar nuestras manos ya que Kim nos forzó.
Si me ponía a pensar, esta muchacha era su hermana así que tenía que ser amable. Le sonreí, esta vez fue una sonrisa de verdad.
-Mucho gusto, Lia -la saludé, esta vez sosteniendo su mano sin que el de cabellos azabache me obligara.
Ella hizo lo mismo, aunque su sonrisa pareció, mas bien, una mueca. Lia, a excepción de mí, no estaba tratando de llevarse bien conmigo.
Mantuve mi sonrisa intacta hasta que ella se vio obligada a sonreír de verdad, claro, obligada por su hermano, el cual fingió estar furioso cuando hizo aquella mueca.
-Ahora que ya mis chicas se conocen... Entremos a casa. ¿Les parece?
Ambas dijimos que sí. Me ofricí a ayudar a los hermanos a cargar con las maletas de la rubia.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
