Capítulo 29

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Nota
Especial dedicado a los torbellinos que son Colette y Maddy, que lo disfruten.

29- Esos ojos color miel -

Por unos ojos que estoy viendo, por esos ojos yo me muero, y aunque se que tienen dueña, con dueña y todo los quiero.

Márquez (seudónimo de Colette)

Colette Márquez

Estaré contigo en todo momento, tienes mi apoyo incondicional.

Esas habían sido las palabras de Maddy días antes, cuando decidí presentar una de mis obras en el concurso anual de escritura de la Editorial Teide.

Desde niña me apasiona la escritura, soñaba con convertirme en una novelista exitosa, ahora solo era un deseo a medias, pero aún conservaba la esperanza.

Recibí una llamada de María Isis la noche anterior, supe que ya estaban de regreso y mi corazón se llenó de felicidad, los había extrañado mucho. Aunque también tengo que decir que la ausencia de Bárbara y Blair fue satisfactoria.

De camino a la casa de la peliroja, en el taxi, escuchaba Kings and Queens de Ava Max, esa canción me había gustado desde el momento que la escuché por primera vez

A todas las reinas que luchan solas
Bebé, no estas bailando sola

Me recuerda tanto a Maddy que una lágrima rebelde se escapa de mis ojos.

─¿Está bien señorita?, ¿necesita algo?─ me pregunta el conductor con tono ecuánime, amable.

─Estoy bien, no se preocupe, ¿podría girar a la derecha por favor?.

Obedeció y me miró de soslayo por el retrovisor─. Problemas de amor ¿no?.

Asentí sonriendo, no lo conocía de nada pero parecía un buen tipo, saben, de esas personas que inspiraban confianza con solo sentir su presencia.

Suspiró─. Los típicos problemas de los adolescentes, tengo un hijo de tu edad, se de lo que hablo.

─Supongo que es nuestro mal─ sonreí─ pero lo superaré.

─¿Quieres un consejo?─ ya estábamos llegando.

─Claro.

─Pues a no ser que sea un amor obsesivo-enfermizo y acoses a esa persona a diario, lucha por él, aférrate a ese sentimiento tan bonito, vive, disfruta todo lo que puedas y no olvides que cada día se acorta más tu vida.

La comisura de mi boca se elevó mucho más, el taxi frenó, le pagué y antes de alejarme me volteé hacia él─. Muchas gracias por todo eh, me gustaría conocer a tu hijo algún día.

─De seguro que lo conoces, se llama Carter, Carter Martínez.

No me jodas.

.

─Tranquila─ sobé la espalda de María Isis, deletreando cada letra de la palabra con detenimiento. Luego me levanté y comencé a caminar por la habitación, la cual era todo lo contrario a la personalidad de la Mari, estaba perfectamente organizada, cada minúscula cosa en su lugar, ni una pizca de polvo o suciedad─. En algún momento tenías que contárselo, lo superará.

La Casa del GymDonde viven las historias. Descúbrelo ahora