Capítulo 22

21 5 125
                                    

Cordes sur-Ciel (Parte 1)

En un momento llegará alguien que te invitará a salir para sacarte de la rutina. Se reirá contigo frente al mundo. Se enamorará de tus gestos. Te querrá día y noche, y lo más importante, se preocupará de ti tanto como de él mismo.

Polo Ferreira

Nervioso era poco para describir como me sentía, estaba en la consulta de la dra Mara Torres, sexóloga profesional, mi nudo en la garganta no cooperaba y la tensión en mis músculos era clara.

Toqué la puerta, una voz me pidió que pasara, vamos a ver, digamos un poco...peculiar.

Mara se encontraba en su sillón, justo en frente del sofá, nunca había tenido que ir a consulta pero conocía estos lugares por las pelis. Era un sitio muy acogedor, un agradable aroma de incienso de sándalo quemándose le otorgaba una sensación indescriptible, mágica. Supongo que los terapeutas tenían esos métodos para hacerles ver a los pacientes que estaban en plena confianza con ellos.

─Hola Leopoldo.

─Un gusto─ me senté en el sofá─ pero mejor llámeme Polo.

─Vale Polo─ sacó una libreta, también tomó unos bombones de una mesita a un costado y me ofreció, tomé uno nestlé, eran mis favoritos─ ¿comenzamos?.

Asentí.

─Cuéntame que te ocurre.

─Verá─ suspiré─ es una larga historia.

─No te preocupes, tengo todo el tiempo para ti.

Me armé de valor y le conté toda mi historia, comenzando por César, el momento en que conocí a Dilan, mis dudas, temores e inseguridades, vamos que me abrí con ella como jamás pensé lo haría con nadie, y ella se dedicó a escucharme, atentamente.

Cuando terminé me sentí...liberado, aunque solo un poco, existía un detalle, el cual había obviado, no me atrevía a contarle algo tan grave, tan...terrible, creo que ese secreto, más que la misma apuesta acabaría destruyéndome por dentro.

─Te felicito Polo─ me sonrió, era un gesto genuino, me grada saber que aún existían personas como ella─. Te entiendo perfectamente, estás confundido, temes que ese pesar angustiante pueda terminar con la bonita relación que tienes con Dilan.

Yo no hubiera podido describirlo mejor.

─¿Y que puedo hacer?, mi cabeza está hecha un lío─ sin darme cuenta me había recostado en el sofá.

─Polo, mi trabajo es instruir a las personas sobre la sexualidad, pero lo tuyo es diferente, la confusión está en tú mente.

─¿Como dice?─ no entendía.

─Verás Polo, en estos momentos, la única persona que tiene la capacidad, el poder de darte todas las respuestas que tanto buscas, eres tú mismo─ sonrió y se sentó a mi lado─. Permítete hacerlo, date esa libertad, la salida está aquí─ señaló mi pecho─ aunque no lo creas, muy en el fondo, la respuesta siempre ha estado aquí.

Eso me hizo pensar, ¿y si tenía razón?, ¿y si le estaba dando demasiadas vueltas a ese asunto?.

─Polo, olvida que soy tu terapeuta, ahora te está hablando tú amiga. ¿Te confieso algo?.

La Casa del GymDonde viven las historias. Descúbrelo ahora