Capítulo 32

22 3 139
                                    

32- Confesiones (parte 2) -

(...) Espero que algún día, con el paso de los años, nos topemos por ahí y aceptes ir conmigo por un café. Te prometo que para entonces no habrá obstáculos que impidan nuestro amor. Seremos libres de querernos hasta que la vida se nos escape de las manos. Podremos casarnos, vivir juntos, y quien sabe, incluso tener hijos. Viajaremos cada verano y forjaremos una vida de momentos inolvidables. Nos adoraremos tanto que nuestro amor perdurará hasta el final de los tiempos (...)

Hola Caín de Matías García

Dilan Hidalgo

En la radio del auto sonaba "No me compares" de Alejandro Sanz, el atardecer comenzaba a apoderarse del cielo, provocando en mi una sensación tan gratificante que se incrementaba con la sola presencia de Polo. A mi mente vino el recuerdo de aquel día, cuando visitamos la casa de el abuelo, cuando observamos las estrellas, nos contemplamos, nos besamos con esa pasión avasalladora, infinita, sempiterna.

Y aquí estábamos otra vez, en esa casa antigua que tanto me gustaba, en la que algún día si el universo lo permitía, Polo y yo tendríamos muchos momentos de felicidad y júbilo.

─Nunca me cansaré de venir aquí─ dije esbozando una cálida sonrisa mientras él me miraba apasionadamente. Me condujo hacia el interior de la estancia.

─Espera un momento─ me dijo subiendo las empinadas escaleras de mármol blanco.

El nerviosismo se apoderó de mi y no pude evitar morderme la parte interior de la mejilla. Sorpresa, mis viejos hábitos habían vuelto.

Unos diez minutos después, cuando ya no me quedaban uñas que comerme Polo bajó con una sonrisa plasmada en su bello rostro─. Vámos amor, todo está listo.

Mi interior se estremeció por completo, pero respiré y tomé su mano para subir a la siguiente planta de la mansión.

─Te vendaré los ojos ¿vale?─ me dijo y tragué grueso.

─Está bien─ mustié tímidamente, mis mejillas ardían.

Polo me condujo con cuidado hasta llegar a una habitación, un agradable aroma a lavanda inundó mis fosas nasales. Al descubrir mis ojos pude atisbar el ambiente tan maravilloso, mi novio había llenado la cama de pétalos de rosas, varias velas le otorgaban al sitio una atmósfera espectacular, mágica, y la delicada música de fondo hizo que mis ojos se llenaran de lágrimas.

─Polo, esto es...hermoso.

─Es para ti─ depositó un casto beso en mi frente.

Una corriente invadió mi sistema, la sensación más sublime del puto universo. El sentimiento más inconmensurable del planeta. Me acerqué más a Polo, y besé sus labios con intensidad, desenfrenadamente, y él no tardó en responderme, su lengua jugueteaba con la mía, parecía que fueron hechas la una para la otra. Mientras nos demostrábamos el inmenso cariño que nos teníamos una lágrima rodó por mejilla, la cual Polo secó delicadamente.

Lo miré a los ojos, estos brillaban con magnitud. Estaban tan dilatados que podía reflejarme en ellos. Ambos sonreimos─. Te quiero─ susurró.

─Yo más─ objete y comencé a desabrochar su pantalón, la vergüenza amenazaba con detenerme pero decidí alejarla, este era el momento más especial de toda mi vida y no lo quería arruinar. La respiración de Polo se volvió mucho más frenética, descontrolada.

La Casa del GymDonde viven las historias. Descúbrelo ahora