Capítulo 39

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Pasan los días y creo haber mejorado pero vuelve a ocurrir; vuelvo a sentir este vacío dentro de mi, esa angustia, las ganas de llorar por todo y por nada, vuelve el estrés, dolores de cabeza y pensamientos que no me dejan concentrarme, puedo sent...

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Pasan los días y creo haber mejorado pero vuelve a ocurrir; vuelvo a sentir este vacío dentro de mi, esa angustia, las ganas de llorar por todo y por nada, vuelve el estrés, dolores de cabeza y pensamientos que no me dejan concentrarme, puedo sentir como quieren acabar conmigo. No me entiendo, me río, estoy "feliz" y me divierto pero en el fondo sigo sintiendo este vacío que no desaparece.


Dilan Hidalgo

Fue una total sorpresa para mi encontrarme a Kyle, esos ojos color ámbar que casi no recordaba, ese cabello desordenado ahora con betas plateadas, su tez tersa y blanca, acompañada de esa sonrisa radiante. No se por qué pero no me puse nervioso para nada, era como si llevara viéndolo toda una vida.

─¿Y qué haces aquí?─ llevó ambas manos a los bolsillos de su abrigo, siempre tan ecuánime, calmado como siempre.

No le quise contar lo de mi enfermedad, lo menos que me apetecía era la lástima de los demás─. Me dieron una beca en el instituto de fotografía.

Kyle sonrió genuinamente─. Me alegro mucho por ti, siempre te gustó, era tu pasión.

─Pues si─ lo miré─. ¿Y tú, que haces en París?.

─Salí de mi casa al cumplir los 19 años, me mudé aquí hace un año.

Mi boca se abrió en una gran O─. Eso es estupendo Kyle.

─¿Dónde te quedarás?, yo vivo cerca de aquí.

─En el instituto, ¿me puedes indicar donde es?.

─Claro, vivo a solo dos cuadras después. Si quieres podemos tomarnos un chocolate caliente ahora.

Eso me sacó una sonrisa─. Me encantaría Kyle pero estoy muy cansado.

─Tranquilo─ movió sus manos, juraría que él si que estaba nervioso─. Te ayudaré a instalarte, pero mañana si que me tienes que aceptar ese chocolate.

Asentí─. Claro que si.

Kyle me acompañó hasta el instituto, un lugar simplemente maravilloso, los verdes árboles se extendían por el largo camino que conducía a la instalación, la brisa de el atardecer, pura y natural invadió mis fosas nasales. Se sintió tan reconfortante. En un instante desvié mi mirada, el rostro de Kyle estaba iluminado por la radiante luz de los focos, se veía muy tierno, era como si el tiempo no hubiera pasado para él, continuaba viéndose igual de tierno y ese ápice de melancolía que se asomaba por sus iris ámbar.

Llegamos, todo era mucho más bonito de cerca, la Torre Eiffel lucía hermosa, su belleza se realzaba con esas maravillosas luces, decorándola desde el mirador hasta sus cimientos.

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