10.Una rubia bonita

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[Narra el Dibu]

Llegué al restaurante. Era un lugar muy elegante, como me había imaginado, con una vista hermosa, y ahí estaba ella, su nombre era Amelie, si no mal recuerdo. Estaba vistiendo un vestido de terciopelo negro y ajustado que era sexy pero elegante a la vez y tenía un bolso pequeño que combinaba, además de unos tacones en punta que hacía que sus pantorrillas resaltaran. Su cabello rubio estaba algo ondulado, lo que contrastaba con un toque cálido y tierno. Y sus ojos claros tenían ese brillo especial que hace que no puedas sacar la vista de ellos. Cuando me acerqué para saludarla pude sentir el olor de su perfume de cerca, era dulce y podías sentirlo a larga distancia, olía muy bien, era ese tipo de olor en el que pasabas un rato pensando para intentar reconocer su marca, no podría decir que marca era, pero olía a flores, era cálido.

Ella se sentó frente a mí, era una noche estrellada y la Luna brillaba con mucha fuerza, pero su sonrisa iluminaba más que las estrellas y que la luna. Sin duda era una chica tierna y con mucho carisma, era ese tipo de persona que todos quieren tener cerca porque saben que te va a alegrar y a sacarte una sonrisa, en especial en los momentos difíciles.

El camarero se acerca y nos pregunta qué íbamos a comer, no estaba seguro de lo que decía la carta, todo se veía como algo que degustas más con los ojos que con el paladar, así que le pedí a ella que eligiera por mí. También pedimos un vino que se veía bastante caro.

...

La comida estaba deliciosa, al igual que el vino, y estaba pasando una muy buena noche, ella no era sólo una cara bonita, era muy divertida y tenía sus propias aspiraciones, estar con ella me recordaba a mí vieja insistiendo me en que ya tenía edad para formar una familia, la verdad nunca le hacia mucho caso, pero estando con una chica como ella la idea no parecía tan mala.

Mientras seguíamos riendo, no me daba cuenta de que la botella de vino que habíamos bebido pasó de ser solo una a tres, y él número seguía subiendo, pero viendo la hora recién eran las 11 y mí vuelo salía a las 3, todavía tenía tiempo y era mejor no dormir, así disminuía el riesgo de perderlo.

Mí visión se empezaba a poner borrosa y el restaurante ya estaba a punto de cerrar, por lo que ella me invitó a esperar a que llegara la hora de salida en su casa, insistiendo en que no era muy grande, pero era acogedora, cosa a la que accedí.

Su casa era lo que esperabas de una parisina, tenía ese aire elegante pero cariñoso y cálido al mismo tiempo, el olor de su perfume inundaba todo el lugar, pero de una manera agradable. Era un lugar muy suyo.

Me invitó a tomar asiento en su sillón, ahí me fijé una vez más en el reloj y aún eran las 12, no había nada de qué preocuparme, estaba bien con la hora.

Me encontraba viendo hacia la ventana, pensando en la vida, y cuando menos me lo esperaba ella se arroja sobre mí, besándome, no puedo decir que eso no me había tomado por sorpresa, pero no era algo que no me gustara, así que le seguí el juego y continúe con ese apasionado beso francés, pero francés de verdad, el beso de una parisina real.

Mientras más avanzabamos más apasionante se ponía la cosa, poco a poco nuestra ropa fue siendo retirada por el otro, así no nos estorbaba y llenabamos de besos el cuerpo del otro dejan marcas que no saldrían fácilmente a su paso, pero de las que no nos íbamos a arrepentir.

Su figura era linda y delicada, hacía que poco a poco me olvidara de lo demás, incluso de que tenía el tiempo limitado.

¿Volver a mí casa? Eso era algo que ya había olvidado, eso ya no importaba, lo único que podía ver era lo que estaba frente a mí, una hermosa mujer que me deseaba al igual que yo la deseaba.

Estuvimos toda la noche dejando en libertad el animal que cada uno tenía dentro hasta que sin darnos cuenta nos acabamos durmiendo.

...

A la mañana siguiente me desperté bruscamente. Había tenido una pesadilla que me despertó de golpe, estaba muy acelerado. Miré a mí alrededor y lo primero que me pregunté era en donde mierda estaba, hasta que me acordé de la noche anterior y de que tenía el vuelo a las 3 de la mañana, lo primero que salió de mí boca ese día fue "la puta". Salió inconscientemente, al igual que un reflejo, y mientras tanto intentaba encontrar mí teléfono para ver qué hora era.

Me dirigí como pude a la sala, la resaca era terrible, estaba destruido y me dolía todo el cuerpo, que para colmo estaba lleno de mordidas, arañones y chupetones. Cuando vi la hora me quise morir, eran las 9 de la mañana y yo seguía en París.

Maldije haber bebido tanto la noche anterior, me vestí como pude y me tomé un taxi hacia la casa de Kylian, estaba entre hecho mierda y con ganas de mandar a la mierda todo por haber perdido el vuelo, y estar en esa casa me enfurecía más, así que por eso decidí irme.

...

Cuando al fin llegué a su casa me sentía completamente impaciente, empecé a tocar el timbre frenéticamente hasta que por fin Kylian apareció, pero cuando me vio pude ver en su expresión que algo no estaba bien.

Continuará...

la copa es tuya, igual que mi corazón ["Dibu" Emiliano Martínez x Kylian Mbappé]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora