10 de octubre, 2022. Buenos Aires, Argentina.
Campamento: día 3.
Agostina sintió frío en sus piernas. Era el frío reconocible de la mañana.
Abrió los ojos, y rápidamente recordó quién estaba a su lado. Había dormido sentada con la espalda contra un árbol. Enzo tenía su cabeza apoyada en el pecho de Agostina, y sus brazos rodeaban sus caderas. Ella intentó moverse, pero él, sin hacer ni siquiera un poco de fuerza, la mantuvo en su lugar. Agos sonrió y apoyó su cabeza en la de él, sinceramente dispuesta a dormirse otra vez, pero oyó la voz profunda de él reverberar en su pecho.
-Mhm.- Él comenzaba a despertarse. Soltó una de las manos de la cadera de ella para frotarse los ojos, manteniendo la otra en su lugar. La observó fijamente con una sonrisa.- Buen día, almohada.- Lentamente se incorporó y dejó un beso en su mejilla.
-Buen día, morocho.- contestó ella. Observó el lago, lo observó a él. No sintió prisa ni desespero, sintió una paz extraña. Una paz que nunca se imaginaría que podía sentir.- Me duele todo, haceme acordar que la próxima vez te voy a usar yo de almohada a vos.
-La próxima...- dijo él. Ella se dio cuenta de lo que había dicho, y no se retractó. Se sonrieron mutuamente.- No me quiero ir pero capaz deberíamos volver.- comentó Enzo, mientras corría un mechón de pelo de la cara de ella.
-No sé ni qué hora es y, sinceramente, tampoco quiero fijarme.- dijo ella, corriendo su vista hacia el lago que reflejaba toda la mañana en su clara superficie.
Enzo se paró de golpe.- Vení.- le extendió su mano a Agostina, que todavía seguía apoyada contra el tronco. Con cara de sufrimiento fingido, ella tomó la mano de él, y Enzo tiró de ella para ayudarla a levantarse.- Te quiero sacar una foto al lado del lago.- le comentó él con entusiasmo.
-Uh, pero estoy re fisura. Ni siquiera me lavé la cara, nada.- se excusó ella.
-Estás bellísima así.- Enzo volvió a tirar de su mano, posicionándola delante del lago para fotografiarla. Ella tenía cara seria a propósito.-Daaaale, sonreime un poco al menos.
-Me vas a tener que contar un chiste, porque lo último que puedo hacer es sonreirte voluntariamente.- replicó ella, jodona.
Agostina se dio cuenta que Enzo le había tomado fotos así, seria, haciendo fuerza para contener una sonrisa.
-Sos difícil vos, eh.- Rio él.- Bueno, está bien. Pero preparate porque te vas a morir a carcajadas. En serio te digo...- ella lo miró desafiante, y él habló:
"–Gol.
+¿De quién?
–Di María.
+María, ¿pero quién hizo el gol?"
Enzo la miró, y ella solo sonrió: -Enzo, es el peor chiste que escuché en mi vida.- Él la estaba enfocando con la cámara de su celular.
-Bueeeno, tampoco para tanto. Ese es uno tranqui, tengo mejores.- respondió él.
-Si ese es uno tranqui no me imagino el resto.- después de decir eso, ella se quedó mirando un árbol al costado de Enzo. Y ahí, cuando su mirada se desvió, él tomó la foto.
Él guardó su teléfono en el bolsillo y se apuró a decir: -Son casi las ocho, creo que tendríamos que volver.
-Ah, sí, sí.- Agos asintió como si se hubiera roto su burbuja de tranquilidad. Volver implicaría regresar no solo a donde estaban todos, sino también a las dudas.- Yo ni idea el camino de vuelta, voy a necesitar que me guíes porque tengo menos ubicación que una brújula rota.- dijo ella, ignorando un gusto amargo en su garganta.
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𝗠𝗔𝗥𝗢𝗢𝗡 ⎯ julián álvarez & enzo fernández.
أدب الهواة⎯ Cuando 𝗝𝘂𝗹𝗶𝗮́𝗻 Álvarez, amigo eterno de la infancia, interrumpe la vida monótona de 𝗔𝗴𝗼𝘀𝘁𝗶𝗻𝗮 𝗣𝗮𝘇 𝗖𝗲𝗻𝗶𝗾𝘂𝗲𝗹, todo cambia por completo. De pronto, se ve envuelta en un ambiente al que no estaba acostumbrada, ejerciendo fotog...