XLI.

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10 de diciembre, 2022. Doha, Qatar.

Cuando Agostina abrió los ojos, notó el rostro de Julián reposando sobre sus propias manos cruzadas al borde de la camilla de hospital.

La mañana tardía acechaba el reloj, y al removerse sobre sí misma para ver mejor la hora, su amigo despertó a su lado.

-Buen día, Tula. ¿Descansaste? -Fueron las primeras palabras que largó Julián mientras refregaba sus ojos con sus dedos.

Ella lo miró y largó una sonrisa. Desde la caída no lo había visto, la única persona que estuvo con ella al despertar fue Enzo.

-Juli, te extrañé. -Dijo ella, él le sonrió.

-¿Cómo pudiste haberme extrañado si estabas en coma más o menos? -Julián rio.

-Soñé con vos, loco. Me cuestionas todo eh...-Ella acarició el pelo de él, y Julián sintió cómo su alma volvía a posarse donde correspondía dentro suyo. Incluso sabiendo que Agostina había despertado, no terminaría de cerrar la herida de verla sangrando hasta que hagan contacto visual. Y ahora, el contacto estaba más que hecho.

Él se levantó de la silla que tenía al lado de la cama para estirarse. Gimió de dolor al sentir que su cuello estaba totalmente endurecido. -¿Querés que le pida a algún enfermero que te traiga una pastilla? -dijo ella, al notar la molestia de él.

-No, no. Ahora se me pasa. Eso por dormir duro como una baldosa, de los nervios.

-¿Nervios?

-Sí, nervios. Sabía que ya te habías despertado, pero no sabes la desesperación que fue verte ahí sangrando con un vidrio en la cabeza. Casi me muero, Agos.

-Ya está, Juli. Estoy bien gracias a vos, eso es lo que importa...

Se quedaron en silencio, Agos lo cortó con más palabras. -¿Cómo descansaste?

-Ponele que bien, a pesar del dolor de cuello. ¿Vos? ¿Estás mejor? -Dijo Julián mientras volvía a sentarse al lado de ella, pero esta vez en la camilla.

-Bien, ya no siento nada. Dormí como si estuviera desmayada, supongo que por el analgésico. -Ambos volvieron a quedarse en un silencio tapado por sus suspiros, pero las dudas de Agos cada vez afloraban más en su piel caliente por el sueño. -¿Juli vos... sabes dónde está Enzo?

-No quiso irse del hospital. Vine cuando amaneció y los vi durmiendo juntos. Cuando cerré la puerta se despertó por el ruido y le dije que vaya a dormir al predio, pero no quiso. Al final se fue a comprar el desayuno pero no volvió más... 

Julián iba a seguir hablando, pero la puerta se abrió. Enzo mostraba una sonrisa reluciente en su rostro. 

-¡Amor! -Aunque Agos estaba prácticamente enredada en las sábanas, tras esas palabras Enzo supo que la intención de ella era tirarse en sus brazos. 

-¿Dónde andabas, salchicha? -Julián se paró para saludarlo. Se dieron un abrazo casi que duradero. En realidad, ese contacto entre los dos era la llama del temor de perder a Agostina apagándose entre sus cuerpos. Ambos sintieron alivio al verse.

-Me fui a comprar el desayuno y me crucé a recepción a consultar por el alta de Agos. -Explicó Enzo mientras se acercaba a darle un beso dulce a Agostina en los labios. -No saben, estuve todas estas horas porque no cazo una de qatarí. Aparte, no es como si supiera hablar bien en español, la palabra más civilizada que conozco de nuestro idioma la digo comiéndome la S, así que imagínense...-Él suspiró y los amigos rieron por lo que acababa de contar.

-¿Y? ¿Te dieron alguna noticia?-Preguntó Agos mientras acallaba sus risas.

-Sí, sí. Al final lo llamé a Gorrioni casi llorando porque no entendía una chota de lo que me decían, así que él me ayudó a que me explicaran: hoy a las cinco de la tarde viene el médico que está a cargo de vos, así que apenas llega te firma el alta y te llevamos al hotel de nuevo. 

𝗠𝗔𝗥𝗢𝗢𝗡 ⎯  julián álvarez & enzo fernández.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora