XIX.

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11 de octubre, 2022. Buenos Aires, Argentina.

La mañana había arrancado bastante tranquila. Fue un placer levantarse con el pitido del despertador en vez de los gritos de Scaloni. Fue una bendición abrir los ojos y sentir el mullido colchón donde su cuerpo reposaba, sentir el edredón acariciando su piel, sentir la respiración de Julián en su cuello. De no ser por el ruido que se escuchaba proveniente del pasillo, Agostina tranquilamente hubiera creído estar en el cielo o algo parecido. Un paraíso. 

Sacó la mano de abajo de las sábanas y se acomodó tras la oreja los mechones de pelo que le bloqueaban la visión. Se removió un poco en la cama y eso hizo que el morocho a su lado se despertara poco a poco. Como siempre en la mañana, su cabello era un desastre de rulos despeinados, sus ojos aún se hallaban medio entrecerrados, estaban tratando de acostumbrarse a la luz del cuarto. 

⎯ Buen día.- Agostina susurró mirándolo con ternura mientras le corría un rulo de la frente. Él se rio ante el gesto. 

⎯ Buen día mi princesa.- Respondió con su voz ronca y de recién levantado, a la par dejaba un beso sonoro en el cachete de su amiga. 

⎯ ¿Cómo amaneció el mejor nueve del mundo?

⎯ Waaa, de lo mejor. Todo porque me dijiste eso.-  Julián se tiró encima de ella abrazándola fuerte.

Agos comenzó a reírse. - ¡Pará tontín me estas dejando sin aire!- Ella aprovechó ese momento de abrazo para inhalar su esencia. Olía a pinos, a un bosque, a la lluvia; olía a todos esos momentos mágicos de felicidad, olía a casa, a Calchín y a recuerdos imborrables. Eso era lo que le gustaba tanto de Julián, el confort que emanaba, la seguridad que le provocaba. Algo que incluyera a su mejor amigo nunca iba a ser malo, no había ni una chance. 

Cuando él por fin la soltó ella se levantó para ir al baño. Se había asegurado de llevar ropa propia anoche antes de dormir, no quería pasearse por el plantel con la ropa de Juli una vez más. Se vistió con un par de jeans oversized y en el torso una remera de Dillom, que había olvidado que trajo en la valija. Tenía la portada de post mortem y era de un tono medio rojizo. 

Mientras estaba ahí, se detuvo un momento para mirar su reflejo. Al admirarlo pensó en el hilo conversación que había tratado de desenredar ayer. Julián se había puesto demasiado nervioso y ni siquiera había respondido a la pregunta, ni siquiera había tratado. Ella tampoco buscaba hundir el dedo en el interrogante hasta que grite una respuesta, pero le intrigaba saber en que parada los dejaba este colectivo al cual habían saltado sin pensar mucho. 

Enjuagó su cara con la esperanza de que el agua se llevara con ella los pensamientos, ah y la hinchazón de sus ojeras también. Seguidamente repitió el ritual matutino de siempre, sacando los productos de su pequeño neceser rosado. Aplicó las cremas, cepilló y trenzó sus cabellos, se perfumó y abandonó el baño. Su amigo seguía recostado, estaba con su celular deslizando la pantalla, supuso que estaba mirando tiktoks y se tiró a su lado. 

 ⎯ Mira ese golazo de Maradona en el ochenta y seis.- Murmuró al sentir la cama hundirse junto a él. Por supuesto que él tenía su tiktok plagado de videos de fútbol. 

⎯ Si si, una locura realmente.

Julián deslizó su dedo por la pantalla nuevamente, pero esta vez saltó un video de un golden retriever corriendo atrás de una pelota de tenis.

⎯ ¡MIRÁ QUE TIERNO!- chilló su amigo mientras likeaba la publicación casi inmediatamente.  Agostina replanteó su hipótesis, estaba plagado de videos de fútbol y de perritos.

⎯ Se parece a vos.

 ⎯ ¿El golden?

⎯ See...

𝗠𝗔𝗥𝗢𝗢𝗡 ⎯  julián álvarez & enzo fernández.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora