XXX.

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6 de noviembre, 2022. Calchín, Córdoba.

10 A.M

Había sido una noche intensa.

Agostina se despertó recordando las palabras de Enzo en su teléfono, recordando que llegó a su pico más alto por las provocaciones virtuales de él. Despertó, sabiendo que no podía morir sin tocar su piel directamente con las manos, sin sentirlo concretamente en ella. Pero fue ese pensamiento fugaz que aparece cuando te despertas, y se anula tres segundos después.

Con pereza estiró su brazo y refregó sus ojos.
Tomó su teléfono y había recibido mensajes de Julián.

¡Dios! Agostina pegó un salto y quedó sentada en la cama

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¡Dios! Agostina pegó un salto y quedó sentada en la cama. Respondió desesperadamente.

Mientras ella se levantaba de la cama, pensaba en cómo era muy probable que su amigo se esté riendo de ella a la distancia

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Mientras ella se levantaba de la cama, pensaba en cómo era muy probable que su amigo se esté riendo de ella a la distancia. Nunca fue organizada, ni mucho menos tuvo motivos para serlo. Siempre fue tan revoltosa que se encontraba a sí misma en su revuelo. Pero ahora no era momento de vivir en el caos.

De pedo tenía pasaporte, siquiera recordaba dónde estaba, pero la euforia de viajar le agudizó la intuición para así encontrarlo rápidamente. Tenía una valija vieja, casi antigua, que usó para traer su ropa cuando se mudó sola. No sabía ni cuál era el clima en Inglaterra; ¿hará más frío en Manchester? pensó.

No sabía qué hacer, eran ya las 11 a.m y su cuarto era un revuelo. Había poca ropa en su maleta; apenas se había levantado a lavarse los dientes, sin siquiera llegar a lavarse la cara por el apuro. Dio vuelta miles de cajones totalmente en vano, y supo que era en vano cuando se dio cuenta que la respuesta no estaría entre las maderas húmedas de su placard.

Se sentó en la cama casi que agitada, mirando todo a su al rededor con arrepentimiento. Hice tanto quilombo al pedo pensó. Lo próximo que hizo fue darse el alivio de tomar un buen café; suave, pero intenso, con aromas atrapantes. Los granos de ese café fueron un regalo de una de sus únicas amigas en Calchín, Mica. Agostina recordó que la primera vez que Mica partió de viaje con su familia, fue a Colombia; fue, para ella, la primera vez que tomó una infusión extranjera, porque Mica le trajo de regalo una bolsa de granos de café molido.

𝗠𝗔𝗥𝗢𝗢𝗡 ⎯  julián álvarez & enzo fernández.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora