Teen Wolf One Shots

83 | Scott McCall

Los días de Beacon Hills cada vez eran peores, y más tenebrosos para los residentes desde que cuatro cuerpos fueron encontrados en el bosque decapitados.

No importaba cuántas veces uno intentará alejarse de aquí, siempre, sucedía algo que nos detenía.

Scott es la persona que más peso y  responsabilidad siente. He tratado noches enteras de que su mente se aleje un rato de lo que sucede, pero no hay buenos resultados cuando siempre nos llaman para ir a investigar un bosque oscuro, túneles abandonados o pistas horrorosas.

—En cuanto tengan la oportunidad, váyanse de Beacon Hills.

Esas fueron las palabras de Stiles la última vez que lo vimos.

Hace dos meses.

No somos los únicos atrapados aquí. Lydia y Malia tampoco encuentran la oportunidad de irse. La primera porque su madre es la nueva directora de la secundaria, siente el peso de dejarla sola; y Malia, bueno, su tema también se relaciona con la familia. Peter desapareció hace una semana cuando fue en busca de información sobre un desaparecido. A pesar de que Derek insistió en ir juntos él se negó y fue solo. No tenemos noticias. No contesta su móvil y no hay rastros suyos en ningún lado.

¿Dónde estará? Nadie sabe. Ahora convivimos con la incertidumbre y el miedo de que el próximo cuerpo hallado sea el suyo.

—¿Charlie?

Scott se asoma por la puerta, sus ojos denotan cansancio.

—Ven...

Apago la computadora con la última ficha medica que me mandó el padre de Stiles, alejo todo lo relacionado con los casos en cuanto él camina a paso lento hacia nuestra cama.

Scott se acuesta y nos tapa con la frazada. Su cabeza se apoya en mi pecho y su brazo rodea mi cintura pegándome a él. 

—¿Qué tal si duermes un poco?

—Noah pasara por mi en una hora, iremos al shopping abandonado. Liam encontró la mochila de Quentin.

Quentin es un niño de catorce años. Fue el último en desaparecer.

Acaricio su cabello enredando mis dedos en sus mechones despeinados.

—Tienes que descansar, Scott.

—Prometo que cuando vuelva dormiré un día entero.

No me convence mucho, pero sé que nada de lo que diga va a hacerlo cambiar de opinión.

—Iré contigo y con Noah. —Levanta la cabeza para hablar y niego—. Y no acepto un no.

***

El shopping abandonado es peor de lo que imaginaba, la naturaleza se adueñó de algunas paredes, las escaleras están rotas y hay varias tiendas aun con sus productos.

—¿Están seguros que aquí es la última pista? —pregunto.

Alumbro con la linterna una de las tiendas, sobresaltandome al ver la figura de un maniquí de repente. Odio estos lugares, y más de noche.

—Sí, Quentin vive a sólo dos cuadras, es algo razonable que se escondiera aquí.

—No sé, Noah... —Murmullo no tan de acuerdo—. ¿No crees que si se escondiera buscaría un mejor lugar? O al menos uno donde estuviera lejos de casa, donde nadie lo conozca.

—Sé como se ve, pero no puedo negarme a investigar, mucho menos cuando se encontró su mochila aquí.

Decido callar. Tal vez mi inseguridad me hace pensar erróneamente, pero nada de esto me da buena espina.
Scott esta mucho más adelante, camina al lado de Theo y cada tanto se dan vuelta para asegurarse que estemos bien.