Teen Wolf One Shots

56 | Scott McCall

Me río a carcajadas sin poder evitarlo, Malia estaba compitiendo con un señor de treinta años para ver quien terminaba diez shots de tequila primero.

—¡Tú puedes Malia! —grito entremedio de toda la gente a nuestro al rededor.

—A la cuenta de... ¡Uno!... ¡Dos!... ¡Tres!

Lydia y yo aplaudimos en el momento que nuestra amiga empieza a tomar los shot como si nada, claramente sabíamos que iba a ganar, no por nada hubiéramos apostados cincuenta dólares por ella.
Malia ya iba por el shot número ocho cuando el hombre empieza a tomar cada vez más lento la bebida.

—¡Listo! —grita chocando el vasito en la mesa.

—¡Esa es mi amiga! —grito riéndome y chocando cinco con Lydia. La gente aplaude al verla pararse en perfecto estado, ella junta los cien dólares de la apuesta y volvemos a tomar asiento en la barra.

—Eso fue increíble —digo riéndome y pidiendo a la chica de la barra otra ronda, esta vez de vodka.

—Fue divertido, lo admito —dice Malia sonriente—. Pero ahora, ¿podrían explicarme porque decidimos venir a un bar de la nada?

Lydia intentaba hacerle señas para que se callara pero aún así Malia terminó su pregunta, inhalo un poco de aire y pienso mi respuesta.

—Bueno, básicamente todo se resume a... Scott —una pequeña risa se escapa al decir su nombre.

—¿Qué sucede con él?

—Él prácticamente me rechazó —digo sonriendo—. Y, saben que es lo peor... Que pensé que había algo entre nosotros, porque vamos, nunca me hubiera confesado si no pensara que al menos le parezco atractiva.

Malia y Lydia me miran atentas y escuchan sin interrumpir mi desahogo.

—Debe haber una explicación —dice Lydia sonriendo cuando colocan los shot de vodka frente nuestro.

Bufo por lo bajo y tomo el vasito en mis manos, alzándolo, me doy vuelta a ver a mis amigas y digo:

—Por mi fracaso amoroso, salud.

El liquido quema por mi garganta y hago una pequeña mueca, sin duda quería otro más. Tomaría los suficiente para intentar sacarme de la mente el vergonzoso momento vivido horas atrás.

Cinco o seis shot después absolutamente todo me causaba ganas de reírme, para mi sorpresa Lydia estaba casi como yo, hablábamos de chicos y de como Stiles y la colorada se traían algo entre manos.

—Todos sabemos como terminaran —digo dándole un sorbo a mi cerveza y luego haciendo ruido de besos.

—Mentira —responde Lydia  con muecas en su rosto.

—Bueno, ahí está Stiles preguntémosle —dice Malia mirando hacia la entrada.

Rápidamente me doy vuelta a ver si era cierto, y efectivamente, ahí estaba Stiles: parado cerca de una mesa, vestido con una camisa y jeans negros.

El problema era que donde fuera Stiles, iba Scott. Esto no podía estar pasándome, de todos los bares en Beacon vinimos al mismo.

¿Acaso el mundo quería verme sufrir? No me quedaban dudas de que si alguien en el mundo tenía tanta mala suerte era yo.
Scott hace presencia al lado de su amigo y empiezan a conversar, quería con todas mis fuerzas dejar de mirarlo e ignorarlo. Debía ignorarlo.

—¿Quieren que nos vayamos? —pregunta Malia al vernos a ambas sin decir nada y mirar a los chicos.

Cierro los ojos y salgo de mi trance, ¿por qué era tan difícil dejar de mirarlo? Había chicos más lindos que él cerca nuestro, musculosos y atléticos... ¿Qué era lo que tenía Scott que me impedía sacarlo de mi mente?