El desayuno estuvo riquísimo y nada me pone de mejor humor que ver felices a mis niños. Después de todo, lo que Helián te había dicho era verdad: siempre serán mis niños.
A pesar de lo bonito del día, las horas seguían pasando, eran las 12:30 y no había seña alguna de Daniel, o era lo que yo pensaba, porque al volver al hotel para iniciar su segunda actividad, él apareció de la mano de una... ¿Chica?
—¡Dani! —Me acerco a abrazarlo, cosa que hizo que él tuviera que soltar a la morena.
-Hola, flaquita —responde y me abraza también.
—¿Me explicas en dónde te metiste?
—Fui a...
A media explicación voltea a ver a aquella chica.
—A hacer algo importante —finaliza.
—Entiendo... —Trato de sonreír a pesar de saber a lo que se refería y que me duele en el alma—, Pero sabes que yo tengo que saber en dónde están.
—¿Por qué? —Escucho una voz chillona, que luego descubrí de quién provenía-. ¿Por qué una de sus empleadas debe saber a dónde van?
—No es una empleada —Me defendió Diego.
—Cariño, ella es Ana Sofía. Te conté de ella... Ana —Me miró, ignorando a Diego—, ella es Romina. Es mi novia.
Aquello, lejos de desconcertarme, me sorprendió. ¿De dónde había salido? ¿En qué momento pasó?
—Así que tú eres Ana...
—Sí -Sonrío—, soy yo.
—Bueno —Voltea a ver a Daniel—, ¿nos vamos?
—No sé si Ana tenga algo planeado.
Miro mi reloj, las 12:30. Tiempo de sobra para ir y regresar.
—Sí... Vamos a ir a los casinos, ya les conseguí. los permisos.
—¡A huevo! —grita Diego, cosa que hizo reír a todos menos a Romina.
—Bueno, ya vámonos, ¿no?
A todos les impresionaba, incluso a Daniel. Aquella chiquilla había llegado a querer mandar a todos. Creo que yo voy también en el paquete.
Subieron todos a la camioneta y, para mi buena o mala suerte, me tocó sentarte junto a ella, así que decidí indagar. Todo esto bajo las miradas y oídos protectores de Jota y Rodrigo.
—¿Dónde conociste a Dani?
—Ayer en la noche.
Mi mirada abandonó la agenda y fue directa a Daniel. ¿Por qué no me había dicho nada? Estoy reventada del coraje y de tristeza también.
—Y, tu... ¿Qué edad tienes? —preguntó, viéndome de arriba a abajo.
—diecinueve, ¿y tú?
Mi respuesta le da risa.
—Todos acá son unos niños... Yo tengo veintitrés.
También me dio risa y eso la puso de malas, pero ese no era el tema. ¿Daniel sabe que su novia es cuatro años más grande que él?
—No eres tan mayor.
Mentira. Es una anciana en comparación con Daniel. Ahí terminó la conversación.
La actividad no pudo ser mejor para ellos. Diego parecía estar divirtiéndose con Rodrigo, mientras que Daniel se la pasaba detrás de las faldas de aquella mujer. Por otro lado, Jota y yo nos mantuvimos juntos, tratando de atar cabos.
—Te juro que no los vi —decía, muy serio—, no sé en qué momento pasó... ¿Tú dónde estabas?
—Arreglando la agenda de mañana—suspiro. Estoy agotada—. Y viendo a dónde podía traerlos hoy...
Él me abrazó por los hombros, buscando darme consuelo.
—Olvidemos esto, ¿quieres? en este momento no estás trabajando, vienes como nuestra amiga.
Le sonrío y lo abrazo también. Después de todo, la idea de un poco de diversión no era tan mala. Más tarde encontré los tiktok's de Diego divirtiéndose con Rodrigo.
A las 2:30 regresamos al hotel para prepararnos para el evento de ese día y fue hasta entonces que Daniel se separó de Romina. No me gusta esta chica. Nos mira como si fuéramos cualquier cosa, como si nos tratáramos de una peste o algo parecido. Tampoco me gustó lo que había hecho Daniel y no estoy dispuesta a dejarlo pasar. Eso y que jamás detuvo a Romina ni sus comentarios de mal gusto, así que una vez en el hotel y luego de dar indicaciones, entré con él a mi habitación.
—¿Qué pasó?
—¿Por qué te fuiste sin avisar?
—Te dejé una nota —responde con tono fastidioso.
—Dani, eso no es avisar.
—Si te despertaba no me ibas a dejar ir.
—Pues claro que no. Sabes bien que las mañanas las usamos para trabajar. Igual pudiste decirme para no dejarme con pendiente.
—El pendiente te lo creas tú, la neta —contesta, riéndose—. Pero si nos vamos a reprochar, ¿tú a dónde fuiste anoche?
—A cenar, y ustedes sabían dónde estaba.
—¿Y con quién?
—¡Con Helián!
—¿Y por qué con ese cabrón? ¿Por qué yo no puedo reprocharte eso y tú a mi sí?
—¡Por que la diferencia es que mi horario de trabajo ya había terminado y el tuyo estaba por iniciar! Además, ¿oíste cómo nos habló tu supuesta novia? ¡Esa tipa es mucho mayor que nosotros! Nos trata como basura, Dani. Además, ¿cuándo se hizo tu novia?
—¡No es mi pinche culpa que te moleste cómo es ella! Es mi novia y no vas a cambiar eso.
—Ella te va a hacer daño, puedo sentirlo, y está empezando por nosotros. Lleva un día aquí y nadie la aguanta. No dudo que vaya a querer herirte...
Ya me cuesta hablar. El nudo en mi garganta lo impide.
—¡Es que me vale madre, Ana! ¡Tú no tienes el pinche derecho de meterte en mi vida privada! Trabajas para nosotros y hasta ahí. Te pagan por un servicio y eso no incluye consejos pendejos que nadie te pidió.
Esta noche Daniel Gallegos me rompió el corazón, pero ya no me importa que lo vea.
—Bueno —Limpio mis lágrimas—, tienes razón —Camino hacia la puerta y la abro—. Ve a arreglarte, nos vemos abajo.
Él toma su chamarra de encima de la cama y sale. Su habitación esta a dos de la mía. Diego estaba parado justo afuera de ahí y Daniel pasó de él como si fuera un fantasma para luego azotar la puerta.
—Es un pendejo —Oigo decir a Diego.
—S-sí... Lo es... —respondo con la voz entrecortada por el llanto.
—¿Quieres un abrazo? —pregunta al verme llorar. Respondo que sí y el menor de la banda se me acerca para envolverme en sus brazos. Diego y yo tenemos una relación muy especial.
Mientras me abrazaba, tomé una decisión, Daniel me rompió el corazón y desde este día hay algo seguro: ya no siento nada por él.
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Si decido esperarte •|Daniel Gal|• SAGA WIPLASH #1
FanfictionAlgunos conocemos el amor a los diez años, otros tardamos diez años en comprender que ya lo conocemos. Saga Wiplash #1 ❤️