Capítulo 39

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Daniel

Nos subimos a un taxi y en menos tiempo del que pareció llegamos al edificio donde vive Smoke. Bebí suponer que estaba aquí.

—Tienes que estar tranquilo o te voy a sacar. —Me amenaza Jota antes de entrar. —Ya tiene prácticamente una semana que no se ven y ella ha intentado estar tranquila, no le quites esa tranquilidad.

No le contesto, me adelanto al elevador y él camina a grandes pasos detrás de mí. Me pareció eterno el simple hecho de subir al elevador, son solo tres pisos, en menos de un minuto, pero a mí me pareció que la vida se me terminaba.

Jota me detuvo para no salir corriendo cuando las puertas del elevador se abrieron.  Literalmente me tomó de los brazos y de donde pudo.

—Tranquilo, no quiero que te alteres. 

Asiento y toco la puerta. Los segundos pasan y del otro lado la puerta se escuchan pasos acelerados, luego la manija de la puerta.

—Daniel...

No digo nada, me dejó mudo.

Palidece cuando me ve, ¿qué chingados...? Yo tampoco dudo haberme puesto blanco. No puedo creer lo que veo... Esta no es mi Ana. mi Ana juraba nunca tocarse el cabello y ahora no queda ni la mitad de él... Ni de ella. 

Tiene bajo los ojos unas ojeras tremendas, lo que delata las horas que tiene sin dormir. Lo pienso y me siento culpable, estos cinco días yo he logrado dormir gracias a que me quedo en su cuarto, pero ella no duerme...

Lo poco que quedó de su cabello está muy enredado, sus uñas no están pintadas de ese rojo que tanto amo, ella no está... Con todo, no puedo evitar hacer visible el gusto que me da verla, simplemente me abalanzo contra ella y la abrazo la abrazo fuerte, deseando que nunca se vaya de mí otra vez.

—Perdóname, perdóname... —Suplico—Te prometo que todo será diferente ahora, que tendrás mi amor por siempre, pero no me dejes...

—Suéltame. —Dice zafándose de mis brazos. —Y vete .

Advierto la mirada de alguien, más sé que Ana no está sola y que esa molesta mirada viene de Smoke, pero cuando alzo la vista algo parece fallar en mí.

Me tallo los ojos e intento despejar mi mente de tanta pendejada para poder prestarle atención a la chica que está junto a él, pero no... No puede ser Atenea...

De pronto veo a mi amiga en los ojos de esaa chica, y no solo eso; sus ojos, sus sonrisa, su rostro... Y es lo único, porque todo se me vuelve negro en cuestión de segundos.


****


Un fuerte aroma alcohol llena mis fosas nasales, pero solo incrementa el mareo que siento. 

—Despierta, cabrón.

Pinche Diego, hace años que no lo veo, el cabrón desaparece por días.

—Nos metiste un sustote, pendejo.

—Cállate ya. —Me río y luego abro bien los ojos. —¿Hay reunión hoy o qué? —Pregunto cuando veo a todos mis hermanos a mi alrededor.

Jota se encoge de hombros. —Todos llegamos aquí.

—¿Y Ana?

Nadie me contesta... Solo ella.

—Ella no quiere verte. —Contesta la chica que me provocó el desmayo. Esta vez le presto mayor atención y mi mente se llena de recuerdos mientras mis ojos recorren cada parte de su rostro y siento el llanto correr por mis mejillas. No encuentro nada que decir, pero a pesar de lo que acaba de decir, se me acerca y me da un abrazo. No se lo niego porque hasta ahora me doy cuenta de lo parecida que es a mi amiga y de cuánto la extraño.

—Tú debes ser Daniel —Sonríe cuando me suelta, yo asiento. —, perdón, pero no quiere verte ahora,

—No... no, tengo que verla.

Me levanto del sillón como puedo y me dirijo al cuarto de Smoke, abro la puerta y ahí está ella, con los ojos hinchados de tanto llorar .

—Ana... 

—Vete, no te quiero ver.

—Solo te pido un momento, por favor, no tienes que hablar si no quieres... De hecho me interesa mucho tu silencio, por favor...

Me mira unos segundos, al final cede y cierra la puerta frente a los ojos de todos nuestros amigos.

Si decido esperarte •|Daniel Gal|• SAGA WIPLASH #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora