(10 años después)
—¡Daniel! ¡El vuelo! ¡Vamos a llegar tarde!
Quisiera hacerle todo, resolverle la vida, pero él es tan difícil...
—¡Ya voy! ¡Tengo hambre!
—¡Deja de gritar! — Exclamé cuando entré a la cocina.
—Tú empezaste.
—Por favor, apúrate.
Lo vi morder a prisa el pan tostado con dulce de leche, pero no era solo eso, aún debe lavarse los dientes. Está apunto de volverme loca, pero siempre se le perdona todo.
—Tranquila, vamos bien. — Me cruzo de brazos. En verdad logra hacerme enojar a veces.
—Falta hora y media para que salga el avión.
—Ya — Me respondió con la boca llena —, ya acabé.
—Ahora ve a lavarte los dientes, voy por las maletas.
—Pareces mi mamá.
—No, yo sí te pego.
Eran las 4 de la mañana, nadie había estado de acuerdo en la hora pero ahora lo único que podía hacerse si los muchachos quieren llegar a tiempo a todas las actividades.
Daniel, Jota y yo compartimos departamento desde hace algún tiempo, aunque a veces se quedaban con los demás, como Rodrigo, que se quedó con nosotros esta semana... Fue algo complicado. Se fue anoche solo para hacer su maleta.
Jota también le había insistido a Daniel en darse prisa. Por fortuna para todos lo último no requirió tanto tiempo, incluso Daniel había podido cambiarse la chamarra. Salió de la habitación y se dirigió a su mochila a buscar algo, ¿qué? quién sabe.
—¿Qué buscas? — le preguntaba Jota mientras lo grababa. Habían acordado compartir todo el proceso del viaje con las fans.
—Mis lentes, wey, no sé dónde los dejé.
Nuevamente quiero acercarme a él y buscar los lentes, yo los metí a la mochila. Era algo con lo que he aprendido a vivir desde que éramos niños, ¿Por qué? la respuesta muy simple y... Se darán cuenta luego.
—Aquí están, ya los encontré.
Suspiro, realmente hubiera sido vergonzoso tener que interferir en su búsqueda, aunque no me hubiera importado nada.
—Bueno ya vámonos, nos están esperando. — sonrío.
Daniel y Jota toman sus cosas, me doy la vuelta y procuro tomar una foto mental de cómo luce todo, porque después de este momento todo será distinto. Todo lo fue desde que Roberto decidió irse. Había sido un golpe fuerte para todos. Aún sigo enojada con él, porque justo cuando Rodrigo se fue a Monterrey otra vez, llegó él y al final lo echó todo a perder. Jota me había contado que este evento, esperaba, fuera un nuevo inicio para todos. Nos vamos a La Vegas a la búsqueda de su primer Latin Grammy. Dentro dentro de mi crece la esperanza de que puedan ganarlo. Es algo que siempre he querido para ellos.
En el coche casi todo fue silencio, después de todo era de madrugada.
Tenía el brazo de Daniel rodeándome y nuestras manos estaban levemente entrelazadas, el olor el olor de su perfume me inundaba... Me pregunto cómo alguien puede verse así de perfecto a las 5 de la mañana.
—¿Estás contenta? — Me pregunto de pronto.
—Sí, mucho,— volteo a verlo —felicidades.
—Me has ayudado toda la vida, eres como otra hermana para mí, lo sabes ¿verdad?
—Sí, lo sé. — sonrío. Claro una hermana...
Jota pudo notar aquellas últimas palabras y me mandó un gesto de consuelo a través del retrovisor. Él es el único que conoce mis sentimientos por Daniel. Es tan discreto que nunca tuve problemas en contarle todo lo que siento.
Llegamos pronto al departamento de Rodrigo, él y Diego ya estaban esperándonos y la travesía al aeropuerto comenzó. Amo verlos, son como un grupo de niños pequeños a los que llevan de excursión. Sus elocuencias hacen que el mundo deje de rodar.
—Tengo un chingo de hambre — dijo Daniel de pronto.
—Tú siempre tienes hambre. — respondo.
—¿Qué hay para comer aquí? — preguntó Jota.
—Vamos a ver.
No van a encontrar mucho, eso lo sé... pero decidí hacerlos sufrir un rato. Actúan como desesperados cuando tienen hambre.
Todos salen detrás de Rodrigo, así que yo también voy. Jota no dejó pasar ni un solo detalle, todo fue a parar a las historias de Instagram. Terminó por mandar todo al diablo cuando Daniel se compró una rebanada de pizza por el fabuloso precio de cuarenta pesos. No pude detenerlo, al menos ya tenía algo en el estómago.
—Bueno... — Dije al ver la búsqueda fallida. —No sé qué harían sin mi.
Abrí mi mochila y saqué una bolsa con un sándwich para cada uno. Ellos me reprochan entre bromas lo mala que había sido al mentirles.
—Pudiste evitar que gastar una fortuna en esta madre, flaca. — Me dijo Daniel señalando la pizza.
—Eres un desesperado, eso es lo que te pasa. — Sonrío. Soy extremadamente feliz con ellos a mi lado.
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Si decido esperarte •|Daniel Gal|• SAGA WIPLASH #1
FanficAlgunos conocemos el amor a los diez años, otros tardamos diez años en comprender que ya lo conocemos. Saga Wiplash #1 ❤️