Capítulo 24

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Al otro día

Daniel

Anoche me quedé de nuevo con ella, tengo entendido que mañana sale y quiero llevarla a su casa. Nos quedamos despiertos hasta la 1 de la mañana viendo películas hasta que ella se quedó dormida. Lo comprendí, estaba un poco débil todavía, pero a pesar de todo, siguió siendo la misma de antes.

Tiene una manía muy peculiar y característica de ella: cuando se acuesta se acaricia suavemente la parte interna de los antebrazos. Una vez lo hizo en los míos y el toque era tan suave que me daba cosquillas, pero esa manía tiene un objetivo: hacer que te duermas, y se veía preciosa al dormir. Fue la primera vez que lo noté y que sentí su calor cerca de mí. Jamás me puse a pensar en cuánto me ha dado y lo mucho que me iba a doler si la perdía.

Su respiración apacible recorría mi brazo y recordé cuántas veces me ha contado los tatuajes, siempre se pierde en el 10.

Estaba despeinada, sin nada más que hacer en el mundo ahora, más que recuperarse para regresar a cuidar de un pobre loco y de una banda de chicos que la aman con todo el corazón.

Se despertó a la misma hora de siempre y no sé qué tanto hizo mientras yo despertaba pero aprovechó para cambiarse. El doctor dijo que venía a las 12 para darle una última revisión y a firmarle el alta, yo me quedé esperando en la sala correspondiente junto con los demás.

Jota parecía un poco desesperado. Veía y revisaba su celular cada 2 minutos y caminaba de un lado a otro... Acabó por desesperarme.

—Jota, ¡Ya wey, porfa! Me estresas, cabrón.

—Cállate, wey, alguien quiere venir a verla y tengo que esperar a que llegue.

—¿Helián?

—Sí.

No me sorprende, la neta. Él dijo que iba a venir y está bien, ella lo quiere mucho y le hará bien verlo. Llegó como a los 10 minutos; se le nota que acaba de bajar del avión. Saludó a todos y esperó también a que Ana saliera. Nos contó que estaba en San Diego grabando una parte de su próximo disco y que por eso se había tardado en llegar.

La verdad siento mucha ansiedad porque Ana salga, siento que nada estará bien hasta que todos estemos en casa. Además tenemos que regresar, hay mucho trabajo que hacer.

Salió como a los 20 minutos después de que Elián llegó y el mundo dejó de existir para ella, solo existía Elián. No me molesta, es solo que quiero ser yo el que aproveche este tiempo para ayudarla a recuperarse.

*****

Ana

—¿Estás segura que no quieres que te canalice con el psicólogo? — Pregunta el doctor revisándome los puntos de las muñecas.

—Segura... yo sola saldré de esto, con mi papá y mis hermanos.

—¿Los jóvenes que han venido a verte?

—Sí, ellos. — Sonrío. —Son como mis ángeles.

—Ya lo creo. — Me devuelve la sonrisa. —Es todo, Ana. Si tienes médico en la ciudad hay que hacer cita con él para que te valore de nuevo y pueda quitarte los puntos, menos de 15 días considero que es el tiempo perfecto para que te los quiten.

Volvió a ponerme los vendajes y me firmó el alta. Al fin voy a salir de aquí, me voy a casa con mis muchachos.

Mi papá me ayudó con mis flores y salimos hacia la sala de espera donde están esperándonos todos, pero...

—¡Helián!

Cumplió lo que me dijo por escrito. Dejó todo lo que estaba haciendo y vino a verme...

Si decido esperarte •|Daniel Gal|• SAGA WIPLASH #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora