Capítulo 13

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Una semana después

Casi toda la semana he estado durmiendo con Rodrigo y es bien atravancado para dormir cuando lo logra. Se mueve un chingo, patea y creo que incluso ronca... No me dejó dormir el cabrón.

Llevamos todos estos días haciendo cosas equis y hoy quisimos ver películas en el dvd, pero él no tiene muchas, así que decidí regresar a mi depa a buscar unas cuantas y unos libros también, para cuando no pueda dormir. 

Para mi mala suerte no hay nadie, le escribí a Daniel para preguntarle a dónde habían ido, pero si me contestó dos veces en toda la semana que me fui, fue demasiado... Tuve que quedarme con la vieja esa desde que entré.

—¿A qué viniste?— Me preguntó desde que entré.

—A nada en especial, pero es mi casa y puedo venir cuando yo quiera.

Ella me ve de mala gana y me responde:—¿Qué quieres?

—¡Nada que te importe!

Camino hacia mi recámara y le cierro la puerta en la cara, pero a ella parece no importarle, porque abrió solo para seguir insultándome.

—Eres una simple.

Me parece increíble que ella venga detrás de mi solo para insultarme.

—¡Déjame ya! ¡Largate, me tienes harta! Ojalá Daniel nunca te hubiera conocido, no sé en qué momento se le ocurrió traerte, ¡Déjame en paz ya!

Mi enojo le agrada, lo veo en su risa hipócrita y malvada.

—Vas a arrepentirte de todo lo que estás diciendo.

—¡DÉJAME YA!

Logró su cometido: sacarme de quicio.

Al final vuelvo a cerrarle la puerta y me pongo una almohada en la cara para contener mis gritos. Fue algo que me enseñó mi papá...

Me tranquilizo, no quiero tener un arranque más fuerte y me concentro en mi habitación... Ninguno de los dos se molestó en hacer la cama en la mañana y la ropa de Daniel está por todas partes, igual que todos mis cojines, mis frazadas y almohadas, así que decidí arreglar todo luego de poner un poco de música, no por ayudarles, sino porque detesto el desorden.

Recogí la ropa de Dani del suelo y no puedo evitar acercarla a mi para inhalar de nuevo su perfume... Amo eso en él, tiene un olor muy característico, podría adivinar que es él a diez metros de distancia sólo con oler su perfume.

Me abandoné a ese sencillo placer por unos minutos, pero me fue interrumpido por el azotón de una puerta... La del baño, estoy segura, porque se escuchó muy cerca y es la que está junto a la mía, al principio del pasillo. ¿Qué carajos fue eso? Escucho hablar a Romina, ¿Con quién? Hasta acá la escucho. Salí de mi habitación sigilosamente y pegué la oreja a la puerta del baño. Su voz tan chillona me irrita, y dijo cosas que me helaron la sangre.

—Sí, sí lo ganaron... ¿por qué te interesa tanto? Me quede o no con él, lo que dure será suficiente, le van a dar mucho dinero por éste premio... Claro que no... Es sólo un niño, no sabe lo que hace, aún no tiene ni veinte años... Ninguno tiene idea de lo que pasa... La idiota de la mejor amiga está enamorada de él y ni siquiera ha podido darse cuenta... — Se ríe, maldita desgraciada. —No, no me voy a quedar... Si no me da dinero ya encontraré la manera de zafarme... — Escuché una larga pausa y preparé mi escape por si se le ocurría salir, pero no pasó, así que sigo escuchando:—Si vienes por mi a Guadalajara, quizás cambie de opinión... ¡Que no! No te hará nada... Bueno, ya veremos, adiós.

Corro hacia mi cuarto y cierro suavemente la puerta. La rabia me recorre el cuerpo. Todas mis sospechas eran ciertas... Por eso no dejaba de burlarse de nosotros, sus actitudes... Pero todavía hay cabos sueltos, ¿Qué planeaba hacer si no ganaban el premio? ¿Dejarlo, así, nada más? Es algo que ya no suena tan descabellado... Se volvió posible desde que ella lo pensó y no puedo dejarlo pasar. En realidad escuché algo que puede sacarnos de este embrollo.

Si decido esperarte •|Daniel Gal|• SAGA WIPLASH #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora