Capítulo 11

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¡Oli! Ay, sí, pasó un mes desde la última actualización y se darán cuenta muy rápido de unos cambios que eran algo necesarios, pero que son culpa de mi querido editor (Isra tqm, gracias por sacarle más potencial a mi historia), y que al mismo tiempo sirvieron para que la historia fuera mejor en cuanto al desarrollo.

Los tqm <3

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La emoción del premio nos llevó a todos al límite, por lo que me estaba haciendo cargo de 4 ganadores ebrios. Ah, y de una pedante pesadilla llamada Romina.

—¡Diego, camina!

—¡Voy!

Sus risas eran tremendamente escandalosas, de hecho me daba miedo que no nos dejaran entrar al hotel, pero lo disimularon de una manera tan buena t tan tonta que al final nos dejaron pasar.

Romina jamás se despegó de nosotros, se reía y a veces pretendía decirme lo que debía hacer, pero jamás me ayudó con nada. A duras penas miraba a Daniel cuando él buscaba su tacto. Eso me molestaba. me hervía la sangre...

—¡Sof! — Gritaba sin cesar, hundido en carcajadas.

—Ya, Dani... Vamos a que te acuestes.

Dejé todo en orden, cada uno terminó en su respectiva cama y bien arropados. Dejé a Dani al último porque no me quería soltar. Jota era el único que no estaba tan ebrio, así que me ayudó a acostar a Rodrigo, justo estábamos terminando cuando escuché a Daniel llamándome desde el pasillo.

—Estoy muy orgullosa de ustedes. — Sonrío frente a mi amigo. — Los amo.

—Y nosotros a ti.

Un beso de buenas noches y un abrazo después salgo de la habitación. Diego y Daniel están abrazados, riéndose como loquitos, mientras Romina los ve de mala gana.

Acostar a Diego tampoco fue problema, estaba tan ebrio que el sueño le ganó. El verdadero problema empezó después.

—Yo me hago cargo de Daniel, ya puedes irte.

Por el tono de su voz supe que no solo estaba dándome una orden, estaba corriéndome, y eso no me gustó para nada.

—Quiero hacerlo yo, si no te molesta... — Pero claro que quería molestarla.

—Tu trabajo ya terminó, niña.

Dejé lo que estaba haciendo bajo la risa burlona de mi Dani. Incluso él se dio cuenta de que había dado en el clavo.

—¡Te dijo niña, no mames! — Decía entre carcajadas. —Ya valió madre...

Sonreí ante la ridiculez de la mujer frente a nosotros. —Acuéstate, Dani. Y, tú — La señalo. —, dame un minuto, por favor.

Al final, logré lo que quería: acostarlo enfrente de ella. Me di cuenta de que siempre conocí cada una de sus manías al dormir: no le gustaba dejarse los brazos destapados, siempre le daba frío, no usaba la almohada acomodada de forma especial, sencillamente plana y siempre en medio de la cama.

Aún estaba bastante dentro de sus cabales, así que sintió cada uno de mis movimientos y reconoció lo único que me faltaba por hacer.

—Sof — Me tomó de las manos y me jaló para recostarme unos momentos a su lado. —Buenas noches... — Levantó la cabeza y me besó la frente y las mejillas.

—Buenas noches. — Le devuelvo el gesto y, antes de levantarme, me jala de nuevo.

Me pasa la mano por la frente, apartando de mis ojos unos cuantos mechones rebeldes, luego se pasa a mi mejilla. —Te amo, Sof.

Si decido esperarte •|Daniel Gal|• SAGA WIPLASH #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora