Al otro díaAna
Nos fuimos a dormir temprano porque hoy tenemos trabajo en el estudio. Helián se quedó en el sillón, pero como a las 5 de la mañana vine por él y lo llevé a mi cuarto porque hacía mucho frío.
Luego de un rato, cuando el sol empezó a salir, nos despertamos otra vez. Es lindo despertar al lado de la persona que te quiere, lo sé porque lo sentí, siento en cómo me abraza lo mucho que me quiere, pero, como todo, tiene que acabar. Tenemos que levantarnos porque hay mucho que hacer en el estudio.
Luego de dejarlo completamente despierto voy al otro cuarto para despertar a Dani y a Jota, pero solo encuentro a uno. Dani no está. ¿No llegó anoche?
—Oye, ¿y Dani?
Jota alza los hombros y se baja de la litera. —Quién sabe, no lo oí llegar anoche.
—Bueno... Vístete, nos vamos en media hora. — Antes de salir me toma el brazo. —¿Qué pasó?
—¿Cómo va todo? — Pregunta muy sonriente, refiriéndose a Helián.
—Muy bien... —Suspiro. —Él es maravilloso.
—¿Crees que funcione?
—Estoy esperando que sí. Apenas salimos por primera vez y todo estuvo maravilloso.
—Me alegra que hayas decidido darte una segunda oportunidad.
—La vida me la dio, y si puedo pasarla junto a alguien que me quiere, voy a hacerlo.
—Te lo mereces.
Sonrío. —Vístete, te aviso cuando nos vayamos.
Salgo del cuarto y entro al mío a tomar mi celular. Helián está terminando de cambiarse y lo pasé de largo.
—¿Todo bien?
—Sí... Es que Daniel no llegó a dormir, le voy a llamar. — Contesto pegándome el celular al oído. Un timbre, luego otro y me responde a punto de perder la llamada.
—¿Dónde carajo te metiste?
—Ya voy para allá. — Suena raro, como si hubiera bebido. —Los alcanzo en el estudio.
Suspiro y me paso las manos por el cabello. —No te tardes, Daniel.
—Que no... Ahorita los veo. — Y cuelga el teléfono.
Me dejo caer en la cama con la cara metida entre las manos. Daniel a veces es muy estúpido, parece que no se mide o que no sabe lo que hace, es como un niño chiquito y, claro, el papel de la niña es mío.
Bajo mis ojos aparece la imagen de Helián frente a mí y luego siento sus manos en mi cabello. —¿Todo bien?
Niego, levanto la cabeza y lo veo los ojos. —No...
—¿Quieres hablar de algo?
—Necesito ayudar a Daniel...
—¿Qué pasa con él?
—Van dos días que no deja de tomar.
Su mano acaricia mi mejilla y yo me encojo ante su tacto. —¿No crees que te preocupas mucho por él?
—Es mi mejor amigo, no puedo dejar de hacerlo.
—No digo que dejes de hacerlo, solo que lo dejes ser un poco, ya tiene 19 años, ya debes saber lo que hace.
Suspiro, trato de pensar en lo que me está diciendo y en cuánta razón podría tener.
—Trataré. — Expreso una diminuta sonrisa y él pega sus labios a los míos. —Voy a terminar de arreglarme.
—Te espero afuera. — Me da un beso en la frente y sale del cuarto.
Mientras me cambio, sus palabras rondan por mi cabeza, creo que tiene razón, he pasado casi toda nuestra vida cuidando no solo de mí, sino de él y creo que me merezco algo de paz.
Salimos a tiempo del depa, por lo tanto llegamos puntuales al estudio, pero no hubo rastro de Daniela hasta una hora después. Lleva la misma ropa de ayer, el rostro y los ojos enrojecidos por el alcohol, completamente desaliñado. Huele mucho a alcohol, pero no viene precisamente borracho.
—¿A dónde fuiste? — Le pregunto en cuanto entra.
—A echarme unas chelas.
—¿Por qué no avisaste?
—Sí te avisé, pero estaban entretenidos con la tele y no quise interrumpir.
—Esa no es excusa, Daniel.
—Ana... — Me agarra de los hombros. —Perdón, no va no va a volver a pasar. — Me da un beso en la frente y avanza donde está su bajo. Nadie dice nada, pero sé que se mueren por hacerlo. A diferencia de todos, yo no dije nada solo porque ya no quiero pelear con él
Daniel
El ensayo acabó como a las seis, un poco más temprano de lo normal porque empezamos “no tan tarde”, así que tengo el resto del día para mí solo. Bueno, eso pensaba yo.
Helián ya no estaba cuando yo llegué al depa, me detuve a comprar algunas cosas y por eso llegué después. El cuarto de Ana tiene la puerta abierta, así que no necesito entrar para verla acostada en su cama, leyendo. Jota volvió a cerrar la puerta, así que solo me queda sentarme en la sala. Pongo cualquier cosa en Netflix y destapo una cerveza que me acabé en dos tragos. Adivino que Ana me escuchó destapar la botella, porque al segundo aparece junto a mí en la cocina.
—¿No crees que ya has tomado suficiente por hoy?
Me encojo de hombros y destapo otra. —Me da igual.
—Ya, Dani. — Intenta quitarme la botella, pero no la dejo. —¿Por qué haces esto? ¿Es más fácil que afrontar el problema?
—No hay problema, nena, nada más quiero estar solo.
—Bien, quedémonos solos entonces. — Me sonríe. —Pero tú y yo... La bebida no está invitada.
Luego de batallar tantito más logra quitarme la botella de la mano y me lleva con ella a su cuarto. No sé si está entendiendo lo que está pasando o por qué estoy haciendo lo que estoy haciendo, la verdad ni yo lo hago, solo sé que necesito algo que me haga vibrar otra vez, algo que me haga creer que la vida no es tan mala... Ella forma parte de ese algo y puede que sea lo único. Una vez más confirmo que no hay nada luego de ella.
Me abrazó, lloré en su hombro y le confesé que tengo miedo de muchas cosas, pero aún no sé qué son.
Sentí paz estando en sus brazos, cuando sus manos viajaron por mi rostro para limpiar mis lágrimas entendí cuán grande es el cariño que nos tenemos... El que yo siento por ella.
Cuando encontré sus ojos, por una razón que no conozco, los vi más profundos que de costumbre. Son capaces de traspasarte y situarse en lo más profundo de tu ser. Yo no había entendido lo que se siente tener un corazón hasta que sentí sus ojos entrar en el mío. ¿Esto siente Helián por ella? ¿Qué es?
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Si decido esperarte •|Daniel Gal|• SAGA WIPLASH #1
FanfictionAlgunos conocemos el amor a los diez años, otros tardamos diez años en comprender que ya lo conocemos. Saga Wiplash #1 ❤️