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- ¿Me estás escuchando Chan? - Pregunta haciendo muecas. Yo salgo del trance y asiento. Min por su parte suspira llevándose una mano a la sien, para masajearla. - ¿Y bien? ¿Cuál es tu respuesta pues?

- Qué no sé a dónde quieres llegar con esto. - Minho aprieta sus labios enfadado, pero se relaja y sonríe falsamente. Yo sonrío con cansancio. - Sabes, nunca he querido forzarte a dar ese paso de que intentases ser más cariñoso conmigo, hablarme de otras cosas que no fueran del trabajo, que compartieses más tiempo junto a mí. No quiero que te sientas presionado a llevarte bien con mi persona. Si conmigo la cosa tiene que llevarte más tiempo por mi está bien.

- Para. - Me dice demasiado serio, yo callo automáticamente y me pongo mínimamente nervioso ¿he dicho algo mal? - ¿Crees que yo no quiero tener esos momentos contigo también? ¿Compartir o experimentar esos sentimientos contigo? - Yo me limitaba a callar, no estoy entendiendo de donde salió todo esto. De un día para otro Minho me estaba confesando sus sentimientos con respecto a mí y yo no me había preparado para ello. - Solo me fijé en como haces las cosas para intentar que nuestra relación se afianzase, porque sé que tú lo has intentado mucho conmigo y nunca te he sido recíproco. - Hace una pausa para tomar aire y tranquilizarse, estaba hablando demasiado deprisa, se veía un tanto enfurecido, casi como si le estresase mi persona. - Y una vez que parece que ya sé cómo moverme más a tu alrededor, ¿¡VAS TÚ Y HUYES!? - Dice agarrándome del cuello de la camiseta atrayéndome hacia él. Yo trago en seco, le miro con nerviosismo, pero con un tanto de enfado también, porqué tanta bipolaridad, joder.

- Ya te he dicho que no grites Minho. - Le digo tranquilo, me suelta y vuelve a relajarse encima mío pero de mala gana.

- Voy por otra cerveza. - Dice levantándose y cogiendo un ritmo tambaleante.

- Ah no, no, de eso nada. - Le agarro del brazo y le intento detener, él se gira mirándome horrible.

- Si no quieres que grite suéltame. - Dice amenazante entre dientes zafándose de mi agarre. Yo vuelvo al sofá indignado.

- Haz lo que quieras ya tienes edad suficiente para saber cuál es tu límite. Mañana no vengas con que tienes una resaca igual de grande que... tu puto ego. - Digo eso último en voz baja, puesto que no necesito más quebraderos de cabeza. No pensaba que le sentase tan mal el alcohol. De hecho creía que era todo lo contrario.

- Si no cómo quieres que aguante esta actitud que estás teniendo ¿eh Bang? - Yo solo niego, no me molesto en contestarle. Se está comportando como un crío.

Vuelve tambaleándose mientras se lleva la cerveza a la boca, se limpia algunas gotas que gotean por su barbilla y se empieza a reír sin razón alguna, hago una mueca de desagrado y pongo los ojos en blanco.

Se para justo enfrente mía, no le dirijo la mirada, este Minho no es el Minho que conozco. El lleva una mano al respaldo del sofá justo a mi lado para inclinarse, hasta estar compartiendo ambos el mismo aire a centímetros el uno del otro.

- Mírame. - Yo obedezco automáticamente, y le miro cabreado, solo subo mi mirada lo suficiente para hacerle saber que también puedo intimidarle, y él sonríe dándome un repaso relamiéndose los labios. Tomo aire. - Contéstame, ¿por qué actúas ahora así conmigo?

Se hace silencio, ninguno aparta la mirada del otro, hasta que yo decido romperla y mirar hacia abajo. No puedo decirle la verdad, sino todo se irá al garete, y todo lo que él ha avanzado conmigo se perderá, Jisung se enfadará o se sentirá traicionado, y yo no podré mirarlos a la cara a ninguno de los dos, además de que temo que Minho reaccione peor de lo que podría reaccionar si fuese sobrio. Por un momento me siento triste, ¿es normal?, no me gusta sentir esto, es como si algo doliese ahí dentro.

LimboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora