#40

170 17 1
                                    

- Espero que esto me merezca la pena, de lo contrario te juro que te obligaré a quedarte en vela durante una semana entera para hacerme compañía mientras trabajo. - Le amenacé con cara de perro muerto. Minho puso sus ojos en blanco dedicándome una ligera sonrisa.

- No hará falta. Haré que merezca la pena. - Dijo con un guiño coqueto. Entrecerré mis ojos con sospecha y confusión.

- ¿Vamos a hacer algo más dieciocho y no me has avisado con antelación o...?

- ¡¿Qué?!, ¡no!, claro que no, Chan. - Me aseguró con algo de dramatismo. Asentí.

- Bien, mejor, creo que me quedaría dormido en el proceso.

Minho se giró para propiciarme un pequeño golpe en el hombro a modo de amonestación, yo reí. Echamos a andar hacia el exterior del hotel, más concretamente hacia el jardín, cuando llegamos, se paró en seco para mirar con detenimiento el lugar, diciendo algo que no pude llegar a escuchar bien.

Así que aproveché y jugué un poco sucio, me acerqué por detrás posando mi mano derecha en su espalda baja muy suavemente, apenas y lo rozaba. Terminé por inclinarme hacia delante, para que nuestras caras estuvieran a escasos centímetros la una de la otra y nuestros cuerpos algo más pegados, pero él no pareció percatarse de mis intenciones o siquiera de mis movimientos hasta que hablé.

- ¿Qué dijiste? - Pregunté haciéndole voltear su cara hacia mí.

Pegó un pequeño bote y mirándole de reojo pude apreciar que se había puesto algo alerta, sus ojos se agrandaron mirándome nerviosamente, mientras yo sonreía mordiendo mi labio, había conseguido la reacción que quería en él y eso me encanta. Pensé que me apartaría con una mueca de asco y que acabaría por insultarme pero de hecho, fue todo lo contrario.

Nos acabamos mirando por un momento, acabando por voltear yo mi cabeza hacia él para corresponderle bien la mirada, y prometo que vi algo en sus ojos, si ya me gustaba Minho ahora sentí que me empezó a gustar de verdad, sentí que aquí era donde todo iba a empezar, sentí esas mariposas en el estómago.

- ¿Qué...? - Dije en un susurro más para mí que para él realmente.

Minho no perdió más el tiempo y acabó juntando nuestros labios, fue un beso... un beso lleno de amor pero también uno que decía muchas cosas. Supe que con ello me confesó que me deseaba, que me quería, que le gustaba, que de vez en cuando lo ponía nervioso y probablemente un sin fin de cosas más que no llegué a captar, pero que sabía, estaban ahí. No fue un beso pasional, ni de deseo, fue un beso cariñoso bastante pequeño. ¿Nos hemos metido lengua? sí, y se ha sentido tan satisfactorio... apenas y duró unos cuantos segundos, pero me dio tiempo suficiente a apretar mi agarre en su cintura baja para atraerlo ligeramente hacia mí y a él para colocar su mano en mi quijada atrayéndome hacia él. Fue simplemente genial, ni demasiado largo ni demasiado corto, estuvo en el mejor punto de todos. Odié cuando nos separamos.

- Dios... eché tanto de menos tus labios, Min. - Confesé en un hilo de voz sin apartar mis ojos de sus labios, él sonrió. - Un poco más y ya ni recordaba cómo se sentían. - Volví a hablar mientras avanzada hacia él con intención de volver a unirlos.

Minho se retiró y eso me dejó un tanto anonadado, me avergoncé quedándome algo tieso en el sitio mientras él se reía de mí dulcemente.

- ¿Me acabas de hacer una cobra, Lee? - El mencionado se limita a reír únicamente. - Serás...

Min dejó un rápido pico en mis labios y corrió hacia la otra punta del jardín con un toque divertido en su expresión, zafándose de mí. Le perseguí, pero solo lo justo y necesario, fue algo infantil por nuestra parte que paró en breves.

LimboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora