Limbo

#3

- ¿Quieres un vaso de agua Min?

- Si...

Se había quedado sentado en el sofá mirando a la nada, iba demasiado mal Dios. Me reí por lo bajo mientras preparaba un pequeño plato también con un par de galletas para que se le bajase un poco el pedo que llevaba encima. Y una vez acabé de limpiar todo, me dirigí a sentarme a su lado.

- Ten, come algo también.

- Oh, gracias Chan.

Eran casi las tres de la mañana, y se hizo silencio, cerré los ojos mientras escuchaba como Minho se comía las galletas de fondo. Sí que estaba cansado.

- No hacían falta los regalos. - Suelta él de repente. Yo me limito a sonreír, aún sigo con los ojos cerrados.

- Quería consentiros por lo bien que habéis trabajado este año, nada más.

- Siempre haces demasiadas cosas por nosotros y nosotros casi nada por ti. - Dice inapreciablemente apenado.

- Me dais cobijo y cariño, con eso me sobra Min.

Pasan un par de minutos en silencio.

- ¿A qué hora te vas a casa mañana?

- De eso quería hablar contigo. Te vas a quedar solo estas Navidades, así que, que mejor que mejor de que gastemos tu regalo esta semana.

- Aaah no, no, eso gástalo con quien tú quieras Min, yo estoy bien aquí, tú madre seguro querrá que vayas por Navidad, ella y tu padre. Vete a casa Min, el regalo gástalo con otra persona. - Le digo por fin mirándole a él. Min tenía los ojos bien fijos en mí, pestañeaba lentamente, y me examinaba la cara. Yo retiré la mirada.

- Quiero gastarlo contigo Chan.

- Vas borracho Minho, dudo que en tu sano juicio hubieses dicho algo así. - Río por lo mono que me parece, tiene los ojos brillantes por el alcohol, y hace gestos demasiado tiernos. Hannie me da envidia, mucha.

- ¿No dicen que los borrachos siempre dicen la verdad? Yo quiero ir contigo, aunque apenas hablemos, quiero ir contigo. No sé, simplemente quiero ir contigo Chan. - Me dice sin quitarme ojo de encima y de modo serio.

- Lo hablamos mañana si quieres Min. Cuando vayas mucho más lúcido.

- Mis padres no están hasta año nuevo, se van de vacaciones ellos dos solos esta semana. Podemos irnos tú y yo también, y así no estamos aquí metidos por una semana entera. Nos despejamos Chan.

Hago silencio, no sé si podré resistirme una semana entera con Min, los dos solos.

- Mañana te doy una respuesta a la hora de la comida.

- Vale, te lo compro.

- Por cierto, ¿qué es de lo que querías hablar? - Ahora sí, vuelvo a mirarle, el lleva su mirada al frente y hace silencio.

- ¿Te pasa algo conmigo Chan?

Me quedo un poco confundido, no me esperaba esa pregunta la verdad.

- ¿Por qué preguntas eso?, no me ocurre nada contigo.

Minho me mira, mantenemos miradas por un momento, él entrecierra los ojos juzgándome, se endereza en el sofá, se pone de rodillas justo a mi lado y posa una mano en mi hombro para ayudarse a sentarse a horcajadas encima mío. Yo me pongo firme y algo nervioso, este nuevo comportamiento definitivamente no lo conocía.

- Quiero ver bien tus expresiones faciales. - Yo sonrío muy avergonzado e incómodo, tragué en seco y se me subieron los colores, de repente tenía mucha calor ja.