#22

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Me levanté de la silla bruscamente. Me asusté cuando escuché a hablar alguien más, tanto que por casi me pego la hostia de mí vida. Cuando vi a Chan con los ojos abiertos y una pequeña sonrisa en su rostro, por casi me da un infarto.

- ¡Sabes el susto que me diste! - Le grité en lo que me recomponía.

Chan reía suavemente, parecía estar un poco adolorido. Respiré hondo colocando mis ropas y tomé asiento de nuevo en la silla.

- Hola Chan. Me alegra que ya estés de regreso al mundo terrenal. ¿Qué tal te encuentras? - Le dije de una forma sobre actuada.

Tras decir aquello, los nervios se apoderaron de mí. Chan por fin había despertado, y yo le he dado la bienvenida de la peor forma posible. Que imbécil soy cuando me lo propongo de verdad.

- Hola Minho. - Dijo él sonriente. Tragué en seco.

Se hizo algo de silencio, no podía apartar mí mirada de la suya, ¿realmente está despierto o estoy soñando? Sentí que el rojo se hacía presente en mis orejas, pero no aparté mi vista.

- Bien, estoy bien. - Contestó al rato.

- ¿Bien? - Dije confundido, estaba perdido en un montón de pensamientos, ni siquiera sabía por qué me había dicho eso.

- ¿Estás aquí conmigo o en Júpiter Minho? - Dijo Chan con una sonrisa pillina. Pestañeé varias veces y volví a mí.

- Ah... sí, perdona. ¿Entonces te encuentras bien? - Le dije apartando mi mirada, miré hacia mis manos, ¿¡qué se supone que hace la gente cuando esto ocurre!?

- Sí, estoy bien, algo débil pero mucho mejor que antes desde luego. - Chan suspiró con una sonrisa en sus labios, se le veía bien.

Pude ver sus pequeños ojos marrones brillar, su tierna sonrisa y sus malditos hoyuelos rondando de nuevo por su cara. Tenía unas ganas enormes de abrazarle, de llorarle y de besarle entero, también de matarlo pero me reprimí. Intenté verme neutral, como si su vuelta no me hubiese supuesto nada. Aunque bueno, teniendo en cuenta que sabe perfectamente todo de lo que he hablado yo aquí con él, pues no creo que cuele mucho lo de fingir.

- ¿Quieres que llame a Seok? - Le pregunté rascando mi nuca algo incómodo.

¡No sé qué coño hablar con él!, no quiero empezar a atosigarle con todo lo que ha pasado estos días nada más haber abierto sus ojos. No sé por qué de repente me siento pequeño a su lado ahora que ha despertado, cuando hace diez minutos no estaba así ¡claramente!, joder.

- Sabes... me alegra que hayas sido tú al primero que he visto cuando me he despertado. - Soltó sin venir a cuento con una estúpida sonrisa en la cara.

Hice un gesto algo feo por lo puto cursi que ha sonado eso intentado quitarle algo de peso al ambiente, pero Chan no parecía querer cooperar pues seguía con esa sonrisa en su cara.

- Iré a llamar al médico, creo que aún te dura la anestesia de la operación, o lo mismo de tanto tiempo dormido tu cerebro se ha trastocado. - Dije irónicamente. Chan me agarró de la mano justo a la que iba a levantarme, haciéndome sentar de nuevo.

- Tranquilo. - Contestó en lo que se volvía a recostar bien en la cama. - No tengas prisa ¿tienes mucha prisa por irte ya? - Dijo con un ligero puchero en sus labios, puse los ojos en blanco y me rendí. Sé que no cedería así que.

- Después de no haber dormido nada y estar aquí encerrado contigo por cuatro días, creo que por uno más no me voy a morir. Así que no, no tengo mucha prisa por irme. - Le dije serio. Seguía cogiéndome de la mano.

- Pensé que te animarías más al verme. - Me espetó con una sonrisa triste mientras acariciaba mi mano con delicadeza, le miraba impasible aunque por dentro estaba sintiendo mil y una cosas.

LimboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora