#59

141 12 0
                                    

Comencé a sacar cada una de las prendas que me impedían tocar libremente su piel, empecé por la camiseta y fui bajando entre besos hacia sus pantalones y ropa interior hasta que por fin lo dejé completamente desnudo. Chan no quitaba ojo de encima mía, se quería asegurar de que todo estuviera yendo bien, no quería perderse detalle de mí, de mis movimientos, de mis expresiones... y lo entiendo porque a mí me pasó lo mismo cuando fue él el que estaba en esta posición.

Me puse de rodillas frente a él, abrí sus piernas con suavidad y antes de proceder a hacerle una mamada lo miré para confirmar que todo marchaba bien. Cuando nuestras miradas se unieron Chan pareció dejar de respirar y yo sinceramente, también, recibí el visto bueno así que no perdí mucho más tiempo y comencé a hacer lo mío.

- ¿No debería de hacértela yo a ti? - Preguntó con timidez. Sonreí.

- No. Yo sé lo que hago, tú solo relájate y déjate llevar. - Le hice saber con coquetería antes de dejar un pequeño beso en la punta de su evidente erección.

Chan ahogó un gemido.

- Solo sé rápido, te quiero en la cama conmigo.

- Mm eres de los exigentes... me gusta.

Y tras esa breve conversación comencé a lamerle, primero solo lamerle, quería jugar un poco con su paciencia y ver hasta donde llegaba él, pero fue todo lo contrario. Chan se dejó hacer, no puso ni una sola vez la mano sobre mí cabeza, como la última vez, para empujarme con más fuerza mientras que le hago la mamada, ni se impacientó, nada de eso ocurrió, solo se limitó a gemir, respirar entrecortadamente y temblar suavemente.

Abrí la boca y con ello comencé muy poco a poco un sube y baja, intenté mirar todo lo que pude a Chan, no quería perder detalle de sus expresiones pero me fue un poco complicado por la posición, así que lo dejé de lado pensando que luego tendré mejores vistas de él. Me ayudé de una mano para abarcar su miembro entero de vez en cuando, aumentaba el ritmo y lo bajaba y luego simplemente medio jugueteaba para hacerle perder un poco los estribos.

- Min.... - Suplicó.

Lo saqué de mi boca lentamente y una vez libre me fijé en Chan. Su pecho subía y bajaba con la respiración agitada, sus mejillas estaban teñidas de un carmesí suave y sus labios se encontraban entreabiertos, tenía la mejor vista de toda Australia en estos momentos.

- Necesito que te tumbes bocabajo. Tengo que masajearte un poco primero.

- Vale, está bien. - Acató sin poner resistencia.

Chan se tumbó como le había dicho y yo me puse a horcajadas un poco por debajo de su culo. Besé toda su espina dorsal y cuando llegué a mi parte favorita mordí cada nalga suavemente. Necesito que Chan se relaje al cien por cien así que intentaré acostumbrarle a mi tacto y mis labios por esa zona tan peligrosa y nueva para él.

- ¿Qué rutina de glúteos haces? Porque joder... ya me gusta tu culo cuando llevas pantalones apretados pero ahora así sin nada, es precioso, es mucho más bonito y grande.

Chan se avergonzó escondiendo su cara entre el colchón intentando taparse la zona mencionada sin mucho éxito. Le propicié una pequeña nalgada indolora para que apartara sus manos y también un poco por diversión.

- No te avergüences, tienes un cuerpo de infarto Channie. - Dije mientras masajeaba aún su culo.

Y el masaje y las pequeñas caricias estaban funcionando porque Chan se comenzó a relajar, y el primer sitio donde lo noté fue ahí. Dejé besos por sus costados y hombros y poco a poco ya tenía a Bang completamente entregado a mí.

Posicioné mi erección entre sus nalgas moviéndome de atrás hacia delante para generar un poco de morbo en mí y en Chan antes de comenzar a prepararle. Vertí un poco de lubricante por mi polla, por su culo y por su entrada, sin necesidad de empezar a dilatarlo, solo moviéndome aún un poco.

LimboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora