#55

135 13 4
                                    

Entré a la habitación con sumo cuidado para no despertar a Chan en caso de que estuviera dormido. Cerré la puerta con el mismo sigilo y me desplacé hacia la cama para volver a meterme entre sus brazos. Jamás me cansaré de estar tan pegado a él durante la noche.

- Hey... has vuelto. - Dijo con voz somnolienta atrayendo su cuerpo más hacia el mío.

- Sí... he vuelto. - Confirmé estudiando su rostro con detenimiento.

- ¿Qué tal el paseo nocturno gatuno? - Susurró sin tener muchas ganas de abrir sus ojos o esforzarse un poco más en mantener una larga conversación. Se le notaba cansado.

- Bien, me topé con Hyunjin en la terraza. - Y eso pareció interesarle más porque se removió ligeramente entre mis brazos abriendo al fin sus pequeños e hinchados ojos. Sonreí.

- ¿Hablasteis? - Preguntó con esa voz ronca. Asentí.

- Está todo en orden, no hay nada de lo que preocuparse. Ya sabes cómo somos así que supongo que solo fui yo quien se montó la paranoia de su vida. - Reí haciéndole sonreír a Chan.

- Me alegra escuchar eso gatito. - Dijo volviendo a su postura anterior cerrando de nuevo los ojos.

Guardé silencio viendo detenidamente a Chan, tenía que decírselo, tengo que hacerlo, ahora, tiene que ser ahora.

Así que me armé de valor y para tranquilizarme un poco, o al menos apaciguar los latidos histéricos de mi corazón comencé a acariciar el rostro de Chan con sumo cuidado.

Delineé su ceja, su mandíbula, sus labios y su nariz. Se veía realmente atractivo y calmado.

- Tierno... - Susurré apenas audiblemente.

Seguí con mis caricias hasta que volví a sus labios de nuevo, bien gorditos y ligeramente hinchados, me recuerdan a una nube, son tan tan pero tan suaves y esponjosos....

Me gusta Chan, me gusta, me excita, me cuida, me protege a su manera, me hace de reír, me hace sentir querido, me hace feliz y se esfuerza por pasar tiempo conmigo haciendo la mayoría del tiempo cosas que yo quiero. Le está poniendo ganas y yo ¿cómo se lo estoy pagando? Como un puto crio hormonal. Soy una escoria de persona cuando me lo propongo.

Vienen muy de vez en cuando esta clase de pensamientos a mí cabeza pero cuando lo hacen me torturan como nunca. Como si me estuviera autocastigando o saboteando para decirme que Chan se merece algo mucho mejor, que es imposible que un hombre como él sienta cosas por alguien tan poca cosa como yo. Pero aquí estaba, en la misma cama que yo, abrazando mi cintura con sus brazos y respirando relajadamente contra mi pecho después de haberme dicho un montón de veces lo mucho que me quiere. Soy horriblemente afortunado y no lo quiero aceptar porque Chan es el hombre de mis sueños y eso me aterroriza sobremanera.

Pero sí, todo es recíproco y quiero hacérselo saber de mis propios labios, quiero decirle que lo amo antes de que lo haga él conmigo, voy a ser yo quien tache ese punto de su lista no él, seré yo quien se lo diga, quien le haga el amor y quien le lleve a ver las estrellas. Yo también quiero ser quien haga esas cosas por él, quiero que sienta las mismas cosas que él me ha hecho, me hace y me hará sentir. Quiero ser suyo y que él sea mío y de nadie más. Quiero que la gente sepa lo mucho que nos amamos, quiero decírselo a mis padres y a mis gatos, de verdad quiero que él apueste por mí como lo está haciendo y gane, que gane de verdad.

Sin más dilación me armé de valor y me incorporé ligeramente para dejarle un beso en su mejilla, cuando volví a recostarme pude ver una sonrisa en su rostro que me hizo sonreír a mí también. Chan me rodeó con más fuerza y volvió a atraerme hacia él, ahora compartiendo ambos la misma respiración, a escasos centímetros el uno del otro.

LimboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora