Limbo

#25

- ¿Vas a decirme al final qué es lo que tanto te tiene pensando? - Dijo mi padre mientras tomaba asiento en una silla justo a mí lado.

Después de cenar decidí sentarme en un pequeño sillón que tenemos en el salón de cara al gran ventanal del mismo para mirar detenidamente la ciudad, pensando en nada realmente, me sentía algo desanimado pero no tan triste como estos últimos días afortunadamente.

- Hasta los gatos te notaron extraño. - Decía en lo que me tendía una pequeña taza con té. La tomé con mucho gusto. - Te ayudará a destensarte. - Asentí sin dirigir aún mi mirada hacia él.

Nos mantuvimos en silencio mientras cada uno disfrutaba de su té con hierbas, el casero de mí madre. Miraba la playa desde lo lejos y pensaba en lo genial que sería estar en verano con mis padres disfrutando del mar y la arena junto a un par de cervezas, riéndonos y pasando un buen rato juntos, sería un plan magnífico.

- Papá. - Lo llamé contestándome él con un pequeño sonido para decirme que me escucha. - ¿Crees que he hecho mal al terminar mi relación con Jisung? - Le pregunté sin miramientos. Mi padre sonrió.

- Minho, yo no puedo responderte a esa pregunta. ¿Tú crees que te has equivocado al romper con él? - Dijo de manera sosegada.

- No lo sé, estoy confundido. - Resoplé llevándome una mano a la sien con algo de cansancio. No paro de darle vueltas al mismo tema una y otra vez. - Tú ¿cómo supiste que mamá era la correcta?

Mi padre suspiró con una gran sonrisa, se llevó la taza a sus labios, pegó un pequeño sorbo al té y se giró para mirarme con ternura.

- Sabes, no sabría responderte al cien por cien esa pregunta hijo mío. Pero puedo decirte que lo supe, simplemente lo supe y ya. - Hizo una pausa y continuó. - Cuando éramos jóvenes tu madre era la chica más bella de toda la secundaria, todos la intentaban cortejar, incluso los chicos más populares, pero ella no tenía tiempo para ellos porque se la pasaba todo el rato metida en su grupo de música favorito, además de estar muy poco interesada en el amor.

- No me digas que tú eras el típico friki de turno. - Le dije con una mirada irónica, imaginando la típica historia de amor cliché . Mi padre rio.

- No, no lo era. Yo... era un chico normal, con un grupo de amigos normales y una vida bastante simple. De hecho al principio me negaba a aceptar que tu madre fuese la mujer más atractiva de toda la secundaria, se puede decir que le cogí tirria, no veía qué era lo especial que tenía para hacer al resto derretirse por ella. Y cuando coincidimos por primera vez por unos amigos en común, no paró de darme la chapa durante toda la noche. Yo me sentía incómodo a su lado no quería tenerla cerca y mucho menos que estuviese ahí entablando conversación conmigo. - Le dio otro sorbo al té. - Pero cuando paró de hablarme y la noche acabó desee haber tenido un par de horas más para haberla seguido escuchando hablar de cualquier cosa. Ahí me di cuenta de qué era lo que la hacía especial, su despreocupación por todo y su forma de ver la vida. Sentí que era la mujer de mi vida días después de aquello y con el tiempo y más acercamientos nos acabamos haciendo novios. Pero pasaron años y años desde aquello. Tu madre fue difícil, pero al final cayó, al igual que yo caí por ella, ambos nos lo pusimos bastante difícil al otro. - Cuando acabó su pequeño relato se encogió de hombros y dirigió su mirada hacia la ventana. - Solo sentí que quería pasar más tiempo con ella, y eso que al principio no me terminaba, quise seguir escuchándola sí, pero eso no quiere decir que me enamorase desde ese momento, de hecho me costó aceptarlo, más que a tu madre.

Veía a mi padre con una gran sonrisa en su rostro recordando aquellos días de su juventud, sus ojos hasta tenían un brillo diferente, se nota que la quiso, la quiere y la querrá. No pude no sonreír, me gustaba saber que mis padres se amaban aún después de tantos años de novios y casados. Es el tipo de relación al que aspiro sinceramente, vivir así de tranquilo junto al amor de mi vida, no pido más.