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Changbin me mira y asiente, dejando pasar a Minho a la habitación.

- Os dejo solos. - Dijo Changbin cerrando la puerta y dejándome con él a solas. Yo me incorporé de nuevo en la cama dirigiendo mi mirada hacia el suelo.

Minho tomaba asiento en el escritorio, mirándome con seriedad. Parecía enfadado aún. Se hizo silencio.

- ¿Me vas a contar que está ocurriendo? ¿O vas a seguir ocultándolo como si nada pasase? - Dijo con seriedad, yo agaché más la cabeza, me sentía regañado. Guardé silencio. - No me iré hasta que me digas algo.

Mas silencio.

- Tengo un problema en el corazón. - Solté la bomba. Minho se puso firme. - No sé qué es lo que me ocurre aún. Tienen que hacerme más pruebas desde hoy mismo a poder ser. Hay algo raro. - Digo asintiendo perdido en la nada. Sigo sin mirarle. El calla y guarda silencio. - No quería deciros nada hasta que no tuviese un nombre específico de lo que me pasa, no quería preocuparos de antemano.

Permanece sereno, no hace nada, solo se limita a mirarme desde la lejanía. Y yo sentía que en cualquier momento me iba a quebrar, pero quería esperar a estar solo, no tenía ganas de llorar enfrente suya.

- ¿A qué hora tienes que ir al médico? - Preguntó mucho más relajado en un tono de voz bajo, casi con miedo.

- No lo sé, supongo que cuando los chicos se vayan. Iré con Changbin, -hago una pequeña pausa.- ha decidido quedarse las Navidades conmigo en el hospital, tendré que pasármelas ingresado para las pruebas. Saldremos para allá lo más pronto posible supongo.... Dudo que Changbin me deje esperar hasta la tarde noche. - Río para quitarle algo de peso al ambiente.

Le dirijo una mirada sonriente pero él no parecía estar muy contento con ello. No le parecía gracioso.

- ¿Desde hace cuánto que estás así?

- Dos meses.

- Sabes que los chicos saben que pasa algo ¿verdad? - Trago en seco.

- Eh... Mmm, suponía que algo se olerían. ¿Os ha contado Han verdad? - El asiente lentamente. Yo aprieto mis labios tristemente.

- ¿Piensas decirles? - Guardé silencio.

- Cuando tenga un nombre para lo que me pasa, les diré. Mientras tanto quiero mantenerlos lo más a raya que pueda. - Minho se acerca tomando asiento en la cama justo a mi izquierda y asiente nuevamente.

- Prométemelo.

- Te lo prometo. - Nos miramos a los ojos durante unos segundos, retira el la mirada.

- No quiero más secretos, ninguno más ¿me oyes? - Dice autoritario mirándome de reojo.

- Si. - Sentencié.

- Que sea la última vez que te guardas algo así Chan. - Hace una pausa. - Se que quieres protegernos, que quieres que todo siga su curso normal, que todo salga bien, que todos nosotros estemos bien, el trabajo, nuestra música, Stay, Berry.... Pero ¿a qué costa?, ¿a qué precio eso es plausible? Tú quieres cuidarnos Chan, pero nosotros también queremos cuidar de ti. No nos desplaces, porque si tú estás mal, nosotros lo estaremos también. Eres uno de los pilares, por no decir el que más, más importantes del grupo. - Toma aire haciendo una pequeña pausa.

- Lo siento... - Le digo en apenas un susurro de voz.

- Déjame acabar. - Asiento varias veces. - Mírame a los ojos Chan. - Dice con seriedad, a lo que yo hago caso. - Ya no es el hecho de que tengas a tu cargo el papel de líder. No. Esto va mucho más allá. Por sobrexcederte en ello te has descuidado a ti y te sigues descuidando. - Comenzaba a sentir la mirada borrosa. - Eres y serás el mejor líder que haya existido jamás en la era del Kpop, pero Chan. ¿Dónde queda el ser un buen líder si por trabajar por y para el bienestar de otros, descuida el suyo propio? - Hace silencio y continua. - Podemos cuidar de nosotros solos, tenemos más de veinte años. Me preocupa que por esto estés empezando a tener problemas de salud físicos, que por nosotros y por todo lo que conlleva Stray Kids, estés perdiendo peso, no duermas, finjas que estás bien cuando se nota que lo estás forzando, fumes tabaco, se te note cansado y bajo de ánimos. Así harás que nos sintamos una carga Chan... y es lo último que quiero, yo y todos los demás.

A ese punto yo ya estaba dejando caer lágrimas, caían solas, el dolor en el pecho por intentar reprimirlas dolía, pero no quería quebrarme más de lo que ya lo estaba. Asiento sin apartar mi mirada de él, me limpié las pequeñas gotas que caían por mis mejillas e intenté verme como si eso no hubiese pasado.

Le miraba a los ojos como si fuese la última cosa que fuese a ver en el mundo y le sonreí, me di cuenta de que me gustaban demasiado y ahí ya no pude más y rompí a llorar, todo se me vino encima y me quebré. Bajé mi cabeza y enterré mi cara en mis manos, dejándolo salir todo, hacía años que no lloraba así. No recordaba lo tan angustioso y doloroso que podría llegar a ser el llorar con el corazón.

Me dio igual que Minho me estuviese viendo, me dio igual terminar apoyando mi cabeza en sus piernas y mancharle el pantalón de lágrimas y mocos, por un momento me olvidé de que era el líder y me dejé arropar por él, en el fondo necesitaba esto, tenía que explotar antes o después y dejé que la vulnerabilidad, la debilidad y la fragilidad salieran a la luz. Sollocé, temblé y lloré porque no quería que me diesen otra mala noticia, no quería tener ese problema, no quería pensar que tendría el mismo destino que tuvo mi familia el año pasado por estas mismas fechas, ¿tal vez era el karma por no haber pasado tanto tiempo con ellos?, supongo sería justo si el universo decide que ya es mi hora, sería todo muy irónico. Pero a la vez quería aferrarme a pensar que realmente no sería tan grave, que se solucionaría con medicina o con tener una buena dieta y un buen horario de sueño. Que esto sería un momento de superación, como muchos otros que ya he vivido, y que me serviría de aprendizaje y para ser el doble de fuerte, nada más.

- Todo va... a estar bien... - Dije entre sollozos, necesitaba escucharme decir eso en voz alta. - Va... a estar... bien. - Necesitaba escucharlo. - Lo prometo... prometo que todo... irá bien.

Minho tras aquello se dejó caer encima mío acariciando mi espalda lentamente, para intentar calmarme, pero tras sentir su tacto, lloré un poco más fuerte. Me hacía sentir vulnerable y eso no me gustaba, me tocaba fibras que ni yo sabía seguían ahí aún.

- Yo también te lo prometo Channie, todo saldrá bien. - Dijo en voz baja y relajada. - Y yo siempre cumplo mis promesas. - Me sacó una pequeña sonrisa he de admitirlo.

Pasaron unos cinco minutos más y por fin pude relajarme, Minho seguía acariciando mi espalda, no se movió de encima mío ni yo de encima suyo, estábamos hechos una bola y no me apetecía nada deshacerla realmente, pero temía que tuviera ya la pierna dormida, así que hice el amago de que me iba a incorporar y Min se quitó despacio.

- Respira tranquilo ¿sí? - Dijo con una mano apoyada en mi hombro. Yo asentí, pero no subí la cabeza, me moría de la vergüenza. No quería que me viera con la cara hinchada, los ojos rojos, y con los mocos restregados por toda la cara. - Ten. - Me acercó un par de pañuelos del escritorio y me limpié lo mejor que pude la cara.

- Siento haberte dejado los pantalones... así. - Dije con timidez sonriendo. Él sonrió de vuelta, ese pequeño gesto me hizo sentir mucho más tranquilo.

- Los lavarás tú, así que no hay problema. - Le di un pequeño empujón y sonreí de lado bajando mi mirada al pañuelo que tenía entre las manos. La mañana de hoy empezaba bien fuerte.

- Gracias. - Logré decirle mirándole a los ojos. El en respuesta pestañeó varias veces, asintiendo rápido. Se puso algo tímido de repente. Reí.

Minho era un caso, un tanto peligroso, intenso, cambiante y raro, pero especial.

Muy especial... y tierno, muy tierno.         

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