Capítulo 05: Encantadora homicida

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(Noche del domingo…)

Luego de la llamada de Dave, los chicos se arreglaron, y quedaron espectaculares; para ellos, todo debía continuar como si el asunto de la extorsión, no estuviera sucediendo. Así que juntos, los tres salieron de casa de Deborah, y se dirigieron a casa del "maldito Dave Williams".

Aparte de Deborah, Chris y Angela, habían escuchado vagos chismes en el colegio, sobre Dave. No era necesario meterse en su cama, como para saber que la reciente conquista de Deborah; lo que tenía de bonito, lo tenía de patán. En el auto de ésta, emprendieron el destino. La noche de ese domingo era tan oscura, la ausencia de la luna los había dejado a todos a ciegas. Sin compañía ni testigo cósmico, y con la sempiterna sensación de que la vida estaban siendo inicua.

El vecindario en dónde vivía Dave, un completo discreto a las fechorías. Era el vecindario cuyas casas se olía al formol, cerca a Blessed Souls, el Cementerio neblineado. Desde aquel lugar se escapaba parte de su lúgubre niebla natural, y se escabullía a la calles del hábitat sin residentes. Los chicos sintieron adentrarse al escenario de una película de terror, donde siempre llegaba un grupo de cinco jóvenes, y regresaban con participantes menos. Todas tenían ese mismo comienzo, y ellos tres, parecían parte del grupo perfecto para darle inicio.

Ya estaban cerca según Deborah. Chris junto a Angela tuvieron que esconderse entre muros y arbustos para caminar entre las sombras, mientras Deborah continuaba en el auto, acercándose al destino final. Para cosa del momento, se concedió la factibilidad para los chicos. Dave, abrió la puerta automática del garaje para hacer pasar a Deborah cuando bajó de su auto, mucha precaución del joven. En cuanto esta se cerraba, Chris y Angela, aprovecharon para adentrarse con ellos, solo que Dave, no estaba al tanto de ello; su ego de extorsionador y hombre dominante, deslumbraban por los cielos como para pensar que la chica “fresa”, tendría un haz bajo la manga.

Ya en la sala de la casa, Deborah mantenía su postura llena de confianza consigo misma. Manejó sus nervios, y segura ente Dave, le dijo que no le entregaría la maleta negra con el dinero, sin antes tener el video en sus manos. Maleta a la que traía consigo como si fuese un glamuroso bolso Chanel más, de su cara colección.

—¡Aquí está tu video! —aseguró Dave, mostrando una memoria en su mano, con una petulante sonrisa.

—¿Y cómo puedo estar segura que esa es la única? —preguntó Deborah con rudeza en cada gesto de su rostro.

—Aquí es cuando yo te digo, que solo te queda confiar —agregó tontamente como si se tratase de un juego, creyéndose un profesional del chantaje.

—¿Confiar en ti, imbécil? —cuestionó Deborah con una sonrisa tan desagradada—. Tuve sexo contigo y alguien más nos estaba filmando —empezaba a enfurecer—. ¿Qué hay de quien nos grabó? ¿Dónde se encuentra ahora? —miró a su alrededor.

—Quien grabó el video, no está. Ni siquiera sabe de esto. Él ya hace mucho fue recompensado por su magnífico trabajo —siguió Dave siendo tan petulante—. Ahora, solo estamos tú y yo, y acabemos de una vez por todas con esto.

Sacó su celular, mostró el video que le envió a Deborah, y en su presencia lo borró de todas las formas posibles. Solo quedaba la tarjeta de la cámara, con la que se suponía que se grabó todo, que en ese instante, él tenía entre sus manos. Deborah asintió, percibiendo el indudable hedor mortífero del formol. Soltó la maleta con dinero a tres pasos de ella, y a la distancia igualitaria entre ambos. Dave sonrió, se acercó, tomó el bolso, y a la vez entregó la tarjeta en manos de Deborah, con un descarado coqueteo y roce de sus manos, que repudiaron todas las entrañas de ella, pero con alivio, dio media vuelta hacia la salida, suspiró y continuó.

LO MEJOR ES CALLAR: Deseo de Justicia [4to BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora