Capítulo 09: Surgió "Él Misterioso"

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Viernes por la mañana, en horas de clases antes del receso, Angela les dijo livianamente a los chicos desde su asiento, que tenían que hablar. Su rostro muy serio, sus labios entreabiertos, sus manos descontroladas. Los chicos sabían que era grave, independiente de lo que fuera.

—Vengan conmigo, lo que tengo que decirles no lo haré en medio del comedor —caminó Angela hacia el patio, en una parte más solitaria y discreta.

—¡Habla ya! Me tienes muerto de incertidumbre desde temprano —exasperó Chris.

—Hablé con Santiago, y le conté…

—¡No! No te atrevas a terminar esa oración —interrumpió Deborah con la mirada punzante.

—¡Si, Deborah! ¡Le conté todo a Santiago! —terminó Angela su oración en tono desafiante.

—¡Oh, Angela! —balbuceó Chris engrandeciendo sus ojos—. ¿Cómo lo tomó?

—Bien, mucho mejor de lo que creí —contestó Angela, liberada de un gran peso—. Excepto por que no le mencioné lo de este sujeto anónimo —aclaró.

—¿En serio crees que hiciste lo mejor? —fue Deborah muy sarcástica con su pregunta. Colocó sus manos sobre su cintura en modo de descanso. Tomó aire a profundidad—. Primer peor error de tu vida: golpear a Dave con una roca. Segundo peor error: hablar con tú estúpido novio como si fuese lo último por hacer en la vida. —escupió sus palabras.

—¡Deborah, te estás excediendo! —dijo Chris poniéndose en medio de ambas, antes de que se fuesen a los golpes.

—¡Guau! —exclamó Angela junto con una risilla absurda—. Jamás creí que podrías llegar a ser tan hiriente.

Humedeció sus labios con sutileza, sonriendo dolida, sintiendo la salinidad de sus lágrimas en sus ojos.

—Mi primer peor error, no fue golpear a Dave en la cabeza —le reiteró Angela a Deborah—. Mi peor error, fue darle prioridad a la vida de una perra egoísta como tú —secó una lágrima presente en su rostro.

Deborah resopló arrepintiéndose de lo que había dicho. Si aún tuviese una mínima posibilidad de razón. Esa no era, ni fue la forma correcta de expresarse.

—¡Angela espera! Lo…

—¡Vete al infierno Deborah! —ya había gritado Angela mientras se marchaba.

Chris, solo movió la cabeza en negación con las menciones de Deborah. No fueron nada justas sus palabras.

—¿Estás contenta ahora? —le cuestionó, saliendo a la vez tras Angela.

Las horas fueron pasando muy rápido, y cada minuto era un paso más cerca de la noche, más cerca a la fiesta, más cerca del lugar donde se daría una gran revelación. La fiesta de John seria ese lugar lleno de gente especial a la que el extorsionador haría llegar su mensaje. La complicidad en la que se unía él junto a Deborah, la estaba volviendo histérica. La sacaba de sí, y la hacía escupir palabras tan dura. La había afectado.

La discusión que ella acababa de tener con Angela, nunca la habían tenido. Pequeñas discrepancias eran seguras de vuestra relación, pero no más. Jamás hubo razón para discutir de tal forma, ni hubo razón de gritarse palabras tan chocantes y sin tacto.

¿Que tan de su lado estaba el extorsionador? Llevaba tan poco tiempo en sus vidas, como se lo dijo Deborah, y ya las hacía una tormenta de emociones dolorosas. Ya los hacía dividirse, cuando era tiempo de estar más unidos. ¿Era él un villano o un aliado? Su participación en el círculo de hermandad era tan ambigua, que era apresurado aún, deducir cual era su rol. Aunque hasta ese momento, era el rol de un desgraciado.

Las clases acabaron y cada uno regresó a casa. Por primera vez, regresaban sin haberse visto en la salida, y sin saber qué hacía cada uno. Cada uno por su lado. Angela y Deborah, por razones concisas, pero Chris, ¿por qué? Era porque no quería escoger un bando. No quería tomar elecciones sin un contexto fundamentado. Era el único que se hacía objetivo.

Pensar con la cabeza fría era su naturaleza. Estaba claro con que Deborah no actuaba bien, pero él la conocía tanto, como ella a sí misma, o más. Entonces se preguntaba ¿por qué se mostraba así? Lo de estar fuera de sus cabales por la situación, que fue lo que ella le aseguró el día anterior, cuando él fue hasta su casa en busca de respuestas. No le creyó en lo absoluto. Eran buenos mintiendo, pero no mintiéndose entre ellos…

La situación le traía a Chris recuerdos de un año en específico, verano del 2010, cuando ellos tenían solo catorce años. Una tarde se perdió “Luna”, una perrita de raza “Lapsu Apsu” que le regalaron sus padres a Chris. Él junto a las chicas, la buscaron por todo el pueblo. La búsqueda no dio éxito para Chris, pero si para Deborah. Entre medio de unos pastizales cerca a la casa de este, Deborah la encontró sin vida a la pequeña can. Su reacción inmediata fue cubrir el cuerpo con más yerba, para asegurarse de que Chris no la hallara, mucho menos Angela. Sabría que ella no estaría de cuerdo con lo que pensaba hacer.

LO MEJOR ES CALLAR: Deseo de Justicia [4to BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora