Capítulo 07: Yo soy ese Dios

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—¡Hola, chicos! —dijo una voz extorsionada a la otra línea del celular de Chris. Estando ellos en una mesa afuera de la Heladería.

—Deja de lado la modestia. ¿Para qué hacernos venir si no nos ibas a dar la cara? —cuestionó Chris, investigando con la vista cada espacio cercano.

—Para asegurarme de que harán de ahora en adelanté, lo que yo les pida.

—¿Quién diablos eres? ¿Qué quieres de nosotros? ¿Cómo es que tienes nuestros números? —interrogó esta vez exaltado.

—¡Interesantes preguntas, Chris! —Su sarcasmo fue fatigante—. ¿Quién soy? Es mejor que sea un secreto por el momento. ¿Qué es lo que quiero? Se llama justicia y sé exactamente como la obtendré. Y pues sus números, son muy fáciles de conseguir la verdad.

—¿Justicia? ¿Oyes lo patético que suena eso? —exasperó Deborah en tono sarcástico—. ¿Es dinero? ¿Cuánto quieres?

—Creo que ya quedé claro con el hecho de que dinero no es lo que busco.

—¿Entonces? Si no pretendes enviarnos a la cárcel. Solo puede ser dinero lo que buscas. O hablas ahora y nos das una cifra, o has lo que quieras con tú ¡maldito video! —embistió Angela con enojo, e intentando no elevar la voz de más. Al igual que los chicos, dejó su asiento.

—¿Ustedes se turnan para hablar? —patentó una característica risa con su extorsionador—. Me gusta que todos tres tomen partido. Ya casi y aprendo a diferenciar la voz de Angela de la de Deborah.

Chris continuaba observando todo a su alrededor. Lo volvía loco querer saber quien estaba detrás del mísero juego de misterio y suspenso. Pero nadie cercano hablaba por celular, excepto por ellos mismos.

—¿Nos conoces? —preguntó Angela.

—¿Quién no? E incluso ahora estamos más cerca de lo que creen. —Esa oración cargaba el peso del escalofrío, en una tarde con cielo despejado—. Trabajaremos juntos, con el objetivo de hacer justicia ante las voces silenciadas por este pueblo tan nefasto. Al fin de cuenta, todos nos conoceremos más.

—¿Trabajo dices? ¿Serías más específico? —sugirió Chris.

—No hay problema con eso —manifestó el anónimo ser—. Ustedes me mostraron la noche del domingo, que no todo en este pueblo estaba perdido —mencionó convincentemente—. Y que ha pesar de tener un alma oscura, aquel poder se lo podría utilizar para hacer el bien, y cambiar las malditas dictaduras por las que se mueve este lugar: Donde no importa no tener la razón, cuando tienes suficiente dinero y poder para que parezca lo contrario.

—¿Quién crees que somos? ¿Justicieros de una película de fantasía? —empezaba Chris a burlarse.

—No, esos solo son malos chistes de ficción. Ustedes son reales. Juntos, limpiaremos a Heaven Grim de tanta basura. —Parecía ser un profético al borde de la locura—. ¡Por cierto! Querrán agradecerme por el pequeño detalle que les obsequié.

—¿De qué hablas ahora? —interrogó Deborah.

—¿No les dije? ¿No verdad? —inquirió burlesco de la situación—. ¡Dave Williams! —enfatizó—. ¿No creerán que todo fue obra y gracia de Dios? ¿O sí?

Angela estaba perdiendo la paciencia. —¡Ve al grano! —agregó enfurecida entre dientes.

—Ese mérito es mío. ¡No! Mejor aún… yo soy ese Dios que les otorgó aquel milagro… por el que sé que tanto rezaron.

—No hablas en serio —se rehusó Chris a creerle.

—¡Ay, Chris! ¿Te han dicho antes que el negro te luce tan bien? —mencionó tal amargo chiste en una indeseable forma de alago—. Esperen mi llamada —decretó a la par que colgaba.

LO MEJOR ES CALLAR: Deseo de Justicia [4to BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora