Capítulo 28: La Cabaña Benson

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Entre horas de clases, Angela le pidió prestado su auto a Deborah para ir algún lugar del pueblo. No quiso recibir clases porque su cabeza ya no lo aguantaba, sentía como si cada explicación de los maestro fuera un taladro emocional perforando su mente.



Así que recordó aquel lugar del pueblo del que Chris le habló, el mismo al que Daniel lo había llevado. A las llanuras en el terreno baldío. No creyó que necesitaría tanto de ese aire fresco con olor a pasto. De ese viento colosal que viajaba de norte a sur a través de su pecho. Y ni hablar de abrasador sol que ardía como no lo había hecho en días, pero a Angela le gustaba que fuera así, le sonrió e incluso, antes de caer sobre el.



Sentarse en un lugar tan solitario era igual de abrumador que estar en el colegio en un salón de clases, a diferencia de que ahí estaba sola, y sin escuchar nada ni a nadie, más que solo al viento balbuceando en su oído, y cantando junto a la hierba en un zumbido tan acople y especial. Entonces dicho momento le pasó factura, en su mente se reflejaron una serie de imágenes de Santiago, imágenes muy pasadas. De cuando todo parecía perfecto. De cuando él parecía el mejor novio del mundo y ella la novia más feliz.



Se cuestionaba cada hecho de lo que en realidad era Santiago. No entendía como era mínimamente posible, que alguien pudiera ser una persona con total diferencia a lo que ella creyó y vivió. Se cuestionaba si eso solo sucedió porque era una tonta que siempre vio el lado bueno de las personas; o porque solo era una tonta enamorada, que tuvieron que gritarle a la cara que no la amaban, para estar clara con que no era merecedora de ese amor.



Hasta en sus propios pensamientos se confundía. Desde hace mucho que sucedió lo de Santiago, y se engañó que, con toda esa nueva faceta de ella, no solo él quedaría en el pasado, sino también la niñata. Cabello suelto brillante y ondulado, labial de tono encendido, vestidos reveladores, pero a la ves sutiles, tacones altos. Dejar toda esa apariencia de Angela la princesita de pueblo, por Angela la joven que ha madurado y no tiene miedo de ser atrevida; se dijo que eso necesitaba para pasar de página, pero no, se mintió.



-¡Guau! -expresó con claras lágrimas mirando al final del baldío, cuando sintió cada recuerdo de Santiago como certeras agujas.



El solo hecho de recordarlo, dolía mil vidas de desdicha, y ni ella siendo tan rebelde para sus sentimientos, podía evadir la realidad que atravesaba su pobre corazón. Sacó de su bolso la pequeña reserva de whisky que últimamente traía consigo. Les había sido muy clara a los chicos sobre las mentiras, pero hacía lo contrario.



No les habló nunca de la tarde en la que sintió morir, antes del funeral Santiago. No habló sobre como se sentía en realidad, se mostró como un pilar de hierro. No les decía que llevaba meses bebiendo, en pequeñas cantidades que tal vez no se lograban olfatear, pero no había un solo insufrible día, que no se sintiera en la necesidad de tener más de diez sorbos de alcohol en su sistema.



Se tomaba un papel que nadie le pidió, quería solo cuidar y ser fuerte para sus dos mejores amigos, que le dolía tanto lo que les sucediera, hasta dos veces más que a ellos mismos si le era posible. No podía evitar estar constantemente sobreprotegiéndolos, e incluso, hasta de los pesares que vivía ella misma les evitaba agobiarlos. Eso era lo que la diferenciaba de Chris y Deborah, que ella sacrificaba a cualquiera de una manera más madura, hasta a sí misma, antes que a ellos dos.



-"Eres un mártir deambulando en la miseria de tu propia alma"-. Palabras con tanto peso, declaradas por el mismo Daniel, que cayeron como una lluvia de balas no sólo para Chris, sino también para Angela y Deborah. Los tres deambulaban en una cruel miseria interminable.



Ni supo en que momento paso a ser un felino tan sumamente feroz, a la defensiva por sus queridos, dejando de lado la dulzura y mostrando solo un fría impulsividad, y tal vez ya sin nada de puritanismo. Angela ahora se conocía mucho mejor, mucho más que a la Angela al inicio de clases. Estaba muy segura de que lo que le hizo a Dave por salvar a Deborah, era solo el principio de lo que podía llegar hacer por ella, o por Chris, o por cualquiera de los pocos que ocuparan espacio en su corazón. Eso era muy mínimo.

LO MEJOR ES CALLAR: Deseo de Justicia [4to BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora